miércoles, 5 de junio de 2024

Una celebración cuando menos peculiar

 

         Un colaborador de nuestro Centro nos ha remitido unas imágenes del día del Corpus Christi en una parroquia de la provincia de Zaragoza que, al parecer, han causado notable impacto.

         La primera de ellas corresponde a la celebración de la Eucaristía en esa solemnidad en la que hay muchas cosas que llaman la atención. Al margen de las imágenes del retablo que recuerdan a otras de nuestra zona “restauradas” con Titanlux, bajo la Virgen del Rosario puede verse una reproducción del Arca de la Alianza y, en el extremo izquierdo la menorah, el candelabro ritual judío.

         En la parte posterior del presbiterio se encuentran siete personajes (uno de ellos una mujer) ataviados de forma que quiere asemejarse al hábito de los templarios. Tres de ellos cubren su cabeza, a pesar de encontrarse en el interior de un templo y dos llevan al pecho sendas cruces, una de ellas de doble travesaño.

         Aún más llamativo es el hecho de que, en la sede, ocupa lugar preferente un “anciano” templario, mientras que el celebrante aparece relegado al extremo derecho. Si no fuera por la presencia de los niños y niñas de Primera Comunión en los primeros bancos de la izquierda, pudiera parecer que estábamos ante una recreación histórica, pero no, era la Santa Misa del día del Corpus Christi.

 


         Los rasgos judaizantes que se advierten en el exorno del templo, le preocupaban a nuestro comunicante, pero hemos podido constatar que no hay peligro de que el cardenal Fernández, como Prefecto del antiguo Santo Oficio, llegue a intervenir, dado que el Arca de la Alianza fue construida personalmente por el párroco, muy habilidoso en trabajos manuales.

         El sacerdote tenía gran interés en que su creación sirviera como sagrario del templo y su iniciativa llegó a ser recogida en la publicación Iglesia en Aragón, de la diócesis de Zaragoza, cuando acabó su obra en 2021. Pueden ver en este enlace un vídeo en que se explica todo el proceso de construcción y la explicación que el párroco ofrecía para su iniciativa. El que el peculiar sagrario tenga una portezuela de cristal es lo de menos.


         El Arca de la Alianza, con sus querubines en el propiciatorio y sus varales, fue la que desfiló por las calles del lugar donde se ubica la parroquia (omitimos el nombre), escoltada por los “templarios”.

         Estaba depositada sobre una peana, con otros varales de madera, que era portada por ocho “levitas”, mientras que párroco marchaba a continuación, revestido con capa pluvial, como corresponde a la presidencia de toda procesión.

         Ni que decir tiene que toda esta celebración nos ha sorprendido, aunque doctores tiene la Santa Madre Iglesia para decidir lo que está bien y lo que es improcedente en momentos tan relevantes como la solemnidad del Corpus Christi.


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