Regresando
de Talamantes, nos sorprendió la imagen de una bandera de la media luna,
ondeando al viento sobre las almenas del castillo de Bulbuente. No pudimos
sustraernos a la tentación de acercarnos hasta allí para conocer las
circunstancias que habían rodeado la capitulación de la fortaleza.
Ya,
en sus calles, encontramos individuos de fiera mirada que nos planteaban la
duda de si asistíamos a un viaje al pasado o a una premonición del futuro.
No
era mucho más tranquilizadora la faz de este otro personaje que atendía a la
nutrida clientela que se acercaba al local que, para solaz de caravaneros,
regenta junto al plácido cauce del Huecha. Es justo reconocer que las beldades
que les acompañaban hacían gala de su extraordinaria simpatía.
Mientras
tanto, numerosas personas se iban congregando en torno al castillo, adornado
con tapices traídos desde el lejano Oriente, a la espera del acontecimiento
anunciado, la representación de la leyenda de “La Mora Encantada”.
No
pudimos quedarnos a presenciar tan importante evento y partimos, algo más
tranquilos, tras percatarnos de que la media luna que aparecía en la bandera,
no era creciente sino decreciente, lo cual no deja de ser un alivio momentáneo
ya que es el distintivo de una organización humanitaria tan importante como la
“Media Luna Roja”, equivalente a nuestra “Cruz Roja”.
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