jueves, 13 de junio de 2013

Fiesta de San Antonio de Padua


            Hoy celebra la orden franciscana la fiesta de San Antonio de Padua, un santo muy popular en toda la Iglesia. Nacido en Lisboa en 1195, en el seno de una distinguida familia, profesó como fraile agustino, aunque más tarde decidió convertirse en franciscano, atraído por el ejemplo de San Francisco. Fue un hombre de profunda formación y excelente predicador. Murió en Padua el 13 de junio de 1231, con tan solo 36 años de edad, siendo canonizado antes de que se cumpliera el año de su fallecimiento. En 1946, Pío XII lo proclamó “Doctor de la Iglesia”.




            En Borja se venera la imagen que figura al comienzo de este artículo, en la iglesia de Santa Clara donde también se encuentra el antiguo retablo del convento de San Francisco, en cuyo banco está representada esta escena que hace referencia a un episodio de la vida de San Antonio de Padua en el que, ante un grupo de herejes albigenses que negaban la presencia real de Cristo en la Eucaristía, logro que una mula hambrienta se arrodillase ante ella, desdeñando la avena que se le ofrecía en el capazo que aparece junto a ella.




            San Antonio es considerado como protector de los matrimonios y a él acuden las jóvenes de muchos lugares, en busca de un buen novio. En el claustro de la colegiata de Santa María de Borja, junto a la puerta de acceso al templo, se encuentra este lienzo, tradicionalmente identificado como “San Antonio”, con su correspondiente cajeta para la recepción de limosnas. Sin embargo, como señaló D. Raúl Rivarés Custardoy, en un artículo publicado en nuestro Boletín Informativo, en 2005, con el título “Svvm cviqve (Un caso de suplantación en Santa María de Borja)”, el que está representado en el lienzo no es San Antonio, sino otro gran santo franciscano: San Diego de Alcalá (1400-1463), un hermano lego que se caracterizó por su excesiva generosidad a la hora de repartir los bienes del convento, del que era portero, entre los pobres. Sorprendido por el superior en esta misión, se produjo el milagro de la transformación de lo que llevaba oculto en flores. No es de extrañar por lo tanto que, ante este error de identificación mantenido en el tiempo, algunos malintencionados hayan atribuido a esta circunstancia el poco éxito de algunas devotas que acudían al supuesto San Antonio y otros acaecimientos relacionados con la hagiografía de ambos santos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario