Dentro
de los actos celebrados durante la Semana Santa, suele pasar desapercibido el
Vía Crucis que, a las 8 de la mañana del Viernes Santo, se inicia en la plaza
del Santuario de Misericordia, a pesar de que ser una práctica religiosa de
profunda tradición. No es el único de los que se llevan a cabo en ese mismo
lugar ya que el tercer viernes de Cuaresma tiene lugar otro que congrega a los
fieles del arciprestazgo del Huecha.
El
recorrido transcurrre entre pinares, donde en 1889 se instalaron unas cruces de
piedra, como ya hemos comentado en este blog en diversas ocasiones.
Corresponden a las nueve primeras estaciones del Vía Crucis, ya que las
restantes se disponen en torno a la ermita situada en la cima de la Muela Alta.
En
cada una de ellas, una persona lee la meditación propia de la correspondiente
estación. Los asistentes estuvieron acompañados por el Vicario de la parroquia
de Borja D. Lorenzo Sánchez.
Curiosamente,
no disponíamos en nuestro archivo de imágenes de esta práctica y hemos de
agradecer a D. Enrique Lacleta el que se desplazara, expresamente, para poder
realizar las hermosas fotografías que ilustran este comentario.
Como
hemos señalado, el Vía Crucis termina en el interior de la ermita del Calvario,
un magnífico templo de planta circular, edificado en el siglo XVI por
iniciativa del canónigo Litago, que está enterrado en su interior y sobre cuya
figura hemos realizado, recientemente, un descubrimiento sorprendente del que
informaremos en una obra que estamos preparando.
Posteriormente,
los fieles pueden venerar uno de los clavos de la imagen del Cristo Crucificado
que preside la ermita y que, como se reseña en una cartela colocada en la cruz,
es una interesante reliquia, por haber estado en contacto con uno clavo de
similares dimensiones que se conserva en Roma y que, según la tradición, fue
utilizado en el momento de la Crucifixión.
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