La noche del 1 al 2 de noviembre, las calles de Ambel aparecían decoradas con numerosas calabazas iluminadas, muchas de las cuales eran pequeñas obra de Arte. Podían verse ya desde la entrada a la localidad, pero también por todo el casco urbano y, por supuesto, sobre las bodegas al paso de la comitiva del Rosario.
La imaginación de los vecinos había contribuido
a ello, transformando a las humildes cucurbitáceas en cosas tan increíbles como
un terrorífico bebé abandonado a la puerta de una vivienda.
Fueron muchas las que, tras el rezo del
Rosario, participaron en la plaza de San Miguel en ese peculiar concurso que
convoca todos los años el Ayuntamiento.
Enrique Lacleta nos ha traído imágenes
de las que resultaron vencedoras en un certamen sumamente reñido y con una
elevada participación.
Así lo demuestran estas otras
fotografías de algunas de las calabazas restantes, también de gran belleza.
Finalmente, ofrecemos la foto de los
autores de las calabazas premiadas que posaron con sus obras, tras la oportuna
autorización de sus padres, recabada por Enrique para evitar los comentarios
que se han dado en otras ocasiones.
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