lunes, 12 de marzo de 2012

La iglesia de Santa María de Huerta de Magallón

            El recorrido que hemos venido efectuando por los antiguos conventos de nuestra comarca debe cerrarse con el de dominicos de Magallón. Sin embargo, antes de comentar la historia del mismo, es preciso referirse a la iglesia de Santa María de la Huerta, junto a la cual fue fundado.




            La iglesia, edificada en el siglo XIV, es uno de los ejemplos más destacados del mudéjar aragonés en la zona. Declarada Bien de Interés Cultural en 1982, está íntimamente relacionado con las iglesias parroquiales de Alberite de San Juan y Ambel que, probablemente, fueron construidas por los mismos alarifes. Pero, mientras que estas dos últimas fueron obras impulsadas por la Orden de San Juan de Jerusalén, propietaria de ambas localidades, sigue siendo una incógnita los mecenas de un edificio tan espectacular en Magallón, una villa de realengo.




            El templo, abandonado tras la Desamortización, sufrió un proceso de degradación muy acusado que estuvo a punto de acabar con el mismo. Cayeron sus dos torres, se derrumbó la bóveda y buena parte de sus muros, y se perdieron las pinturas murales de su interior.





            Afortunadamente, se conservó el magnífico ábside y todo el conjunto fue objeto de una reciente rehabilitación llevada a cabo por el Gobierno de Aragón, siendo transformado en un auditorio que lleva el nombre de D. Ramón Salvador, un músico natural de la villa y autor de la conocida jota de “La Magallonera”.
            Hemos señalado que su edificación tuvo lugar en el siglo XIV, probablemente tras la guerra de los dos Pedros. Sin embargo, en ese mismo lugar hubo, anteriormente, otra ermita que fue el escenario de la conocida historia de la Virgen de Magallón.
            Según la leyenda la imagen de la Virgen fue encontrada por un labrador en el mismo lugar, donde se levantó el pequeño templo en el que era venerada, hasta el día 13 de marzo de 1283, cuando en el interior del mismo fue asesinado, por los hermanos Antón y Martín del Frago, Juan de Albir que, huyendo de sus agresores, se había refugiado a los pies de la Virgen.




            Como consecuencia de este sacrílego crimen, la imagen de la Virgen desapareció misteriosamente, apareciéndose en los montes de Leciñena a un pastor llamado Marcén, al que le manifestó el deseo de que allí se le edificara un templo. Pronto se supo que aquella imagen era la desaparecida en Magallón y, aunque se intentó restituirla a su lugar de origen, todas las iniciativas quedaron frustradas de manera prodigiosa. Finalmente, cumpliendo el deseo de la Virgen se levantó un Santuario en el que, desde entonces, se le tributó culto bajo la advocación “de Magallón”, en recuerdo de la villa de la que había partido.





            El santuario subsiste en la actualidad y recientemente fue objeto de una rehabilitación, aunque la imagen original fue destruida durante la guerra civil de 1936 a 1939, como tantas obras muestras de nuestro patrimonio cultural.




En el caso concreto de Leciñena no sólo se perdió la imagen medieval de la Virgen, sino los retablos, joyas y los frescos pintados por fray Manuel Bayeu, sufriendo graves daños el edificio.




            La imagen actual es una réplica de la anterior y, en torno a ella, se congregan los fieles en una concurrida romería que se sigue celebrando cada año.
            Mientras tanto, la ermita de Magallón quedó huérfana y, como hemos comentado, en el mismo lugar se levantó un edificio mudéjar de mayores proporciones, dedicado a Nuestra Señora de la Huerta.




            El antiguo reunía un especial interés histórico, pues fue visitado, en 1257, por el rey Jaime I el Conquistador cuando pasó por la villa, camino de Tarazona donde iba a entrevistarse con el rey de Castilla Alfonso X el Sabio. Allí oyó Misa y, en señal de agradecimiento por el éxito de la reunión, a su regreso, donó parte de sus propias vestiduras con las que se hizo un manto para la Virgen. También entregó algunas reliquias.




            Por otra parte, la ermita fue lugar de enterramiento de la familia Homedes a la que perteneció el Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén, frey Juan de Homedes, nacido en esta villa de Magallón, en 1477, algo que suele pasar desapercibido incluso en su propia localidad natal.

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