Desde
primeras horas de la tarde, numerosos niños se fueron congregando en la calle
de San Bartolomé para participar en la fiesta organizada por Cruz Roja de la
Juventud en la noche de Halloween. La fotografía que publicamos, tomada cuando
faltaba una hora para su inicio, no da idea del éxito de la iniciativa, pues
las colas llegaban hasta la plaza del Mercado, estimándose el número de
participantes en más de 400 niños y no tan niños, pues hubo muchos que iban
acompañados de sus padres.
El recorrido, en grupos de unas 20
personas, discurrió por calles con las luces apagadas, llegando a la plaza de
Aguilar, donde se había recreado un cementerio y en donde entraron en contacto
con la historia del niño que, cada medianoche, recorre las dependencias de la
Casa y busca compañía con la que jugar.
Los más atrevidos, muy pocos, se
atrevieron a entrar en la casa para conocerlo personalmente, superado el susto
del figurante que, desde la puerta entreabierta les invitaba a pasar.
El recorrido continuaba por el
callejón de San Bernardo hacia la calle de San Bartolomé, en donde los
seleccionados accedían al edificio que se ubica en el nº 20 de esa vía, transformado
en un “pasaje del terror”.
Su propietario, Borja Jiménez, había
decorado su vivienda con tanto cuidado, que las fotografias realizadas con
flash no reflejan, que tuvo que identificarse ante el espantoso miedo que
provocaba en algunos de los visitantes.
Por la parte trasera del edificio se
accedía después a la Planilla, donde se habían dispuesto otras sorpresas y una
proyección de efectos fantasmagóricos,.
Junto a la plaza de San Bartolomé, un
reparto de caramelos a todos los niños y acompañantes ponia fin a esta fiesta,
organizada con gran entusiasmo y dedicación por los jóvenes de Cruz Roja, con
su Presidente Julio Andía, al frente, y la
coordinación de Irene Val, a la que este año quiso sumarse nuestro Centro.
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