Ya que
estamos hablando hoy de museos, queremos presentar imágenes del antes y después
de la antigua parroquia de San Miguel, donde en la actualidad se encuentra
ubicado el Museo Arqueológico de Borja.
Este
era el aspecto que presentaba tras años de abandono ese templo que había dejado
de ser parroquia tras el concordato de 1851, cuando fue anexionada a la de San
Bartolomé. Durante algún tiempo continuó manteniendo el culto pero, a mediados
del siglo XX, el obispado de Tarazona lo alquiló al Servicio Nacional del Trigo
que lo utilizó como almacén de grano durante varios años. Este uso afectó al
edificio que entró en un proceso de degradación, como muestran estas imágenes,
llegando a plantearse la posibilidad de su demolición, a pesar de su origen románico.
Afortunadamente,
el M. I. Ayuntamiento de Borja acometió la rehabilitación del edificio, siendo
Alcalde D. Luis María Garriga Ortiz, y su posterior acondicionamiento para
albergar la colección de piezas arqueológicas, reunidas por el Centro de
Estudios Borjanos.
Durante
el proceso de restauración se descubrió la primitiva cubierta de madera que
había quedado oculta por la bóveda barroca, así como la celosía de tradición mudéjar
en el hastial de la nave. También apareció un interesante conjunto de pinturas
murales en una de las capillas y otros elementos arquitectónicos especialmente
relevantes.
Hoy el
edificio tiene la declaración de Bien Catalogado del Patrimonio Cultural
Aragonés y las instalaciones museísticas sorprenden al visitante, tanto por la calidad de las
piezas que se muestran como por el discurso expositivo de las mismas, sumamente
didáctico, mérito que hay que atribuir a D. Isidro Aguilera Aragón, responsable
de la Sección Arqueológica de nuestro Centro y a D. Manuel Giménez Aperte que
se encargó de su instalación.
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