miércoles, 24 de abril de 2013

El Día de San Jorge en Borja




            La fiesta de San Jorge tiene especial significado en nuestra ciudad, donde existe una ermita dedicada al santo, situada sobre un altozano en el que según una tradición, carente de fundamento, acamparon las fuerzas cristianas que reconquistaron la población y desde la que se divisan unas hermosas vistas.




            A pesar de su sencillez, el edificio reviste gran interés pues se trata de un templo medieval que, originalmente, tenía una cubierta de madera sobre arcos fajones apuntados que, en el siglo XVI, fue sustituida por la actual bóveda de crucería. En el hastial tenía, además un pórtico del que se conserva la huella de sus tres arcos.



            En el retablo está representado San Jorge, de acuerdo con un modelo habitual dentro de su iconografía. Ataviado como un caballero con armadura completa y capa roja, monta sobre un corcel blanco y se dispone a alancear al dragón para salvar a la princesa que se disponía a devorar.



            Según la leyenda, Jorge fue un soldado romano del siglo III que llegó a formar parte, como tribuno, de la guardia personal del emperador Diocleciano. Por su condición de cristiano fue decapitado en Nicodemia el 23 de abril de 303, durante la persecución decretada por ese emperador. Dentro de su hagiografía se le asocia con la historia de un dragón que se había aposentado en una cueva próxima a una ciudad cuyos habitantes debían entregarle, cada día una persona elegida por sorteo. Cuando la suerte recayó en la hija del rey, su padre intentó salvarla sin éxito pero, cuando estaba a punto de aparecer, apareció Jorge sobre un caballo consiguiendo acabar con la fiera. Este es el momento representado en la escena, donde puede apreciarse a la joven, de rodillas sobre la cueva, ciñendo corona por su condición de princesa. Al fondo, puede apreciarse un paraje costero, con un puerto y naves.



            Aunque fue venerado como mártir desde la más remota antigüedad y fue canonizado por el papa Gelasio I en 494, su figura siempre se alejó de la realidad histórica para adentrarse en el mundo de la Mitología, hasta el punto de que, cuando Pablo VI ordenó la revisión del Martirologio romano, fue retirado del mismo y su culto declarado opcional. Sin embargo, la extensión del mismo y el hecho de que fuera patrón de muchas naciones, ciudades y corporaciones han sido determinantes para que siga  concitando la devoción de numerosas personas.



            Este es el caso de Borja donde, a mediodía de ayer, su ermita registró un lleno absoluto para participar en la Santa Misa que concelebraron el párroco de la ciudad, D. Florencio Garcés y D. José Luis Sanjuán.



            Al término de la misma se procedió a la tradicional “bendición de los términos” que se hace coincidir con esta fecha, desde hace algunos años.



            La comitiva iba encabezada por la cruz que se utiliza en esta ocasión y que era portada por un devoto miembro de las cofradías de San Antón y San Bartolomé, dos corporaciones que, en sus orígenes, estuvieron integradas por agricultores. Hay que resaltar que esta ceremonia, también conocida como “bendición de los campos” tiene por objeto impetrar la protección divina para las cosechas, al comienzo de la primavera.



            El rito se realiza trazando la señal de la Cruz, con agua bendita, en cada uno de los puntos cardinales, tras una pequeña monición que, en este caso, leyó D. Florencio Garcés.




            Especial significado tiene la realizada hacia el Oeste, por coincidir aproximadamente con la ubicación de nuestra ciudad que es bendecida, precisamente, desde ese lugar que, como antes comentamos, fue el punto de inicio de su retorno a la Fe cristiana.








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