Comentamos hoy dos de los libros que integran el último envío de la Institución Fernando el Católico. Uno de ellos es el que lleva por título La Sala de Labor de las canonesas del Santo Sepulcro de Zaragoza. Su patrimonio material e inmaterial, de la que es autora la Profª. Dª. María Elisa Sánchez Sanz.
En el prólogo María
Soledad Alconchel Pina destaca la brillante trayectoria de la autora y su
inmensa labor de investigación en el ámbito de la Antropología y de otras muchas
áreas relacionas con el Patrimonio Cultural Inmaterial.
Señala la importancia
de esa obra que ahora se edita, llevada a cabo en la plenitud de la madurez,
sobre un monasterio zaragozano, muy especial por diferentes razones.
Estructurada en
catorce capítulos, los dos primeros abordan la vinculación de la mujer con las
labores del hogar, mientras que los dos siguientes se centran específicamente
en la sala que da título al libro y en el instrumental utilizado para las labores.
En los
siguientes capítulos describe la historia y clasificación de los bordados y la producción
de los mismos en el monasterio, contribuyendo de esa forma al sustento de las
religiosas, para finalizar con la descripción de los trabajos de lavado y plancha,
mucho más duros que los de bordado.
La reducida
comunidad que reside en el monasterio firma el último capítulo, como una
reflexión espiritual en la que “tejer” adquiere un sentido de trascendencia,
tejiendo hilos de solidaridad en su entorno, con una nueva creatividad.
La Dra. Dª. Asunción Blasco Martínez es la autora de Los judíos
de Zaragoza y los baños. El baño público o del Rey y el ritual, baño frío o
micvé que, para nosotros ha constituido una aportación sumamente interesante
pues apenas conocíamos nada en relación con un monumento zaragozano, situado en
el Coso, conocido como “baños judíos” que ha venido teniendo una presencia recurrente
en los medios de comunicación, debido a los avatares que han sufrido.
Ha sido la Dra.
Blasco la que nos explica la diferencia entre el baño ritual al que debían
someterse los judíos, tanto hombres como mujeres en determinadas circunstancias,
y los baños higiénicos que compartían los miembros de distintas confesiones.
Y los baños del
Coso, como demuestra la autora, no eran judíos, sino que, con la denominación
de “baños del Rey”, eran establecimientos para su uso higiénico, aunque había
horas y días establecidos para cada confesión y sexo.
Relata las características
de estos baños y las mutilaciones sufridas en el transcurso del tiempo, así como
las modificaciones introducidas en su ubicación hasta llegar al estado actual.
Por el
contrario, aunque se conoce la existencia de un baño ritual propio de los
judíos, no se ha podido establecer, por el momento, su emplazamiento. Ello no
es óbice para que la autora aporte un elevado número de documentos, referidos a
uno y otro tipo de baños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario