miércoles, 17 de julio de 2024

Secuelas de la celebración de los quintos

 

         Cuando existía en España el Servicio Militar Obligatorio, había un día especialmente señalado para los llamados a filas, los “quintos”, cuando eran tallados en los respectivos ayuntamientos, dando lugar a una celebración que, en cada lugar, tenía características diferentes pero que, en definitiva, venía a constituir el paso a la mayoría de edad, fijada inicialmente en los 21 años y luego en los 18. Basta ver esta imagen de los quintos del 88 para darse cuenta del carácter “formal” que tenía la fiesta.

 


         Pero, cuando por un Real Decreto de 9 de marzo de 2001 aprobado por el Consejo de Ministros que presidía D. José María Aznar, los quintos dejaron de existir, ese “rito” de paso se mantuvo en muchos lugares, aunque los jóvenes (chicos y chicas), desconocedores de su significado y de la importancia de resaltar el año de su mayoría de edad, comenzaron a numerarse con el de su nacimiento que nada quiere decir. Por eso, los “quintos del 06”, que el pasado fin de semana celebraron su fiesta, hubieran sido los “quintos del 2024” porque mucha más trascendencia tendría para ellos el año de su mayoría de edad (a los 18 años) que aquel en que nacieron, salvando las lógicas distancias.

 



         Pero estas nuevas celebraciones en las que los componentes de cada “quinta” se identificaban con camisetas de diferente color, eran recibidos por las autoridades, que les imponía un pañuelo e incluso firmaban el Libro de Honor, adquirieron pronto un matiz muy alejado de la “seriedad” de antaño y las pintadas en fachadas, incluso de monumentos, se convirtieron en algo habitual, obligando a la Brigada Municipal a realizar el esfuerzo de limpiarlas con posterioridad. Hubo un año en el que la plaza del Mercado resultó seriamente afectada, pero, en esa ocasión, se obligó a los quintos a colaborar en su limpieza.

 


         Ahora se ha puesto de moda colocar pegatinas con el logo de la quinta en los más diversos lugares. Este fin de semana, han cubierto las señales indicadoras y la propia fuente de las Canales.



         Las hemos visto también en edificios privados y hasta en monumentos declarados BIC, como la fachada del convento de la Concepción. Es cierto que el daño ocasionado es menor que si se tratara de pintadas, pero comoquiera que las pegatinas no suelen ser retiradas (es laborioso el hacerlo), aún pueden verse las de años anteriores en los más insólitos lugares.

         Creemos, por lo tanto, que siendo los autores de esas acciones perfectamente identificables, deberían ser requeridos para que retiraran todo ese conjunto de pegatinas, transcurrida ya su “fiesta” y, en ocasiones posteriores, habría que notificarles la inconveniencia de esta práctica.


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