domingo, 10 de marzo de 2013

El convento de la Concepción de Borja II. La iglesia



            En un artículo anterior señalamos que la construcción de este templo, como la del resto del convento, fue capitulada en 1669 con uno de los mejores arquitectos del momento, Felipe Busiñac y Borbón, aunque no la llegó a terminar, debido a los problemas surgidos que, según algunos estudios publicados, fueron de origen económico. La terminación de las obras la llevó a cabo el maestro borjano Juan Gómez que había trabajado con Busiñac. Al parecer, cuando se hizo cargo de esta nueva fase, ya estaban levantados los muros, siendo el responsable del cerramiento de la cubierta del templo y de la construcción de la sacristía.




            El templo es de planta de cruz latina con cabecera recta y cinco tramos. Tiene tres naves, siendo las laterales de mucha menor altura que la central, a la que se abren por arcos de medio punto, entre pilastras, sobre las que discurre un entablamento del que arranca la bóveda.




            Esta bóveda central es de lunetos, aunque sin ventanas en los mismos. En su lugar están pintadas alegorías marianas, sobre las que nos ocuparemos en otro artículo. En el centro de cada tramo hay un pinjante de yeso, enmarcado por pinturas con motivos florales.




            Las naves laterales que, como hemos señalado, son de mucha menor altura, se cubren con bóveda de arista y, cada uno de sus tramos, es utilizado como capilla, estando comunicadas entre sí por arcos de medio punto.




            Sobre el crucero, se dispone una cúpula sobre pechinas y con linterna, en la que se abren seis vanos rectangulares y de arco rebajado. La remata un gran florón de yeso y todo el conjunto está decorado con frescos de temática mariana.



            A los pies del templo se encuentra el coro, que ocupa dos tramos de la nave y se apea sobre un arco carpanel. El espacio inferior resultante se cubre con bóveda de arista.




            El coro se cierra con una gran reja, dividida entre tramos, que ha conservado las características originales de este tipo de cerramientos propios de los conventos de religiosas, en los que se añadían a las rejas unas púas largas y afiladas para obstaculizar la aproximación.



Desde este espacio seguían las celebraciones litúrgicas las religiosas de la comunidad que, en la actualidad, se disponen en la parte anterior de la nave central, separadas del resto de los fieles por una pequeña verja.



 A la derecha del coro y comunicado con él, se encuentra el órgano. Su instalación en este lugar se realizó en 1802, por el organero riojanos Manuel Sanjuán, para lo que fue necesario retirar el lienzo que existía sobre el arco, al igual que en el resto de la nave, aunque se ha conservado.




A ambos lados del presbiterio y del crucero existen tribunas con rejas que facilitaban una mayor aproximación de las religiosas al altar.



En el testero izquierdo del crucero se ha conservado esta ventana, enmarcada por una decoración en yeso y pintura, a través de la cual se administraba la Comunión a la comunidad.



También se han mantenido los dos púlpitos adosados a la primera pilastra de la nave, junto al crucero, decorados con cabezas de ángeles sobre cornucopias y volutas voladas en cada uno de los ángulos.




En el interior del tornavoz está pintada la paloma que representa al Espíritu Santo y está rematado por la estructura que aparece en la fotografía superior.










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