viernes, 22 de abril de 2016

Documento sobre el convento de agustinos de Borja


            Hasta la Desamortización existieron en Borja cuatro conventos de religiosos: franciscanos, agustinos descalzos, capuchinos y dominicos. Todos ellos desaparecieron, aunque se conserva el edificio de capuchinos, actual sede del hospital Sancti Spiritus y la iglesia del de dominicos, utilizada como Auditorio Municipal y su claustro que forma parte del Colegio Público.
            También hay restos importantes del convento de franciscanos, de propiedad privada, formando parte de unas instalaciones fabriles y viviendas. Sin embargo, el de agustinos recoletos desapareció por completo. Su iglesia fue derribada para abrir la calle Nueva y el edificio conventual, aunque se mantuvo hasta mediados del siglo XX, terminó siendo demolida para edificar en su solar la actual sede de Ibercaja, en la plaza de España.
            Tampoco nos han quedado demasiado testimonios documentales de esos conventos, aunque sí existen en el Archivo Histórico Nacional y en algunos archivos privados, así como algunos ejemplares de las magníficas bibliotecas con las que contaban en algunos casos, como el de franciscanos. En este mismo blog ya dimos noticia de los incunables, de esa procedencia, que existen en la Biblioteca Universitaria de Zaragoza.

            Hoy queremos referirnos a un modesto documento que hemos podido reproducir. Se trata un recibo firmado por el Prior del convento de agustinos, en 1800, fray Pedro de San Joaquín, en el que manifiesta haber celebrado misas diarias, entre el 3 de octubre de 1796 y el 1 de enero de 1800, por orden de mosen Eduardo Torija y por cuenta de la capellanía de Dª Josefa Litago y Torija, por lo que había recibido la cantidad de dos reales (por misa). Lo más llamativo es que dichas misas no se habían celebrado en el citado convento, sino en  “el altar mayor de San Miguel”.

            Sencillo testimonio de las costumbres de aquel momento, en el que se fundaban capellanías con el propósito de ofrecer sufragios por quienes las creaban y sus deudos. Ello nos sirve, ahora, para recordar a aquellos conventos desaparecidos que junto a los dos de religiosas, que aún se mantienen (concepcionistas y clarisas), constituían una expresión de la importancia de nuestra ciudad, de acuerdo con los parámetros de la época.

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