Esta
bonita fotografía que hemos encontrado en el archivo de la familia Ojeda nos
permite comentar la historia de este puente que comunicaba las dos márgenes del
Ebro y permitía el paso del brazo ferroviario que se dirigía a la estación del
Norte. Para ello hemos utilizado las informaciones e imágenes que ofrece el
excelente blog viajesferroriarios.blogspot.com
El
puente fue inaugurado en 1870 y, desde el principio, presentó problemas pues su
escasa altura estuvo a punto de obligar a volarlo, cuando una crecida del río
al año siguiente amenazó con ocluirlo. Por ello, en 1879, se recrecieron las
pilas, como se aprecia en esta postal de 1890 y en la fotografía de la
colección Ojeda que, sin duda, fue realizada en la última década del siglo XIX.
Pero,
en 1932, se produjo un atentado mediante una potente bomba que destrozó la
tercera pila, lo que unido al fallo de cimentación derivado de otra crecida del
Ebro en 1930, obligó a reforzar toda su estructura con zapatas de hormigón,
como se ve en esta otra imagen. Las obras fueron realizadas por la empresa
Agromán que, en aquellos momentos, estaba restaurando la basílica del Pilar,
también en grave riesgo de hundimiento. Eran los años en los que se había dado
la alarma al grito de “El Pilar se hunde”.
Lo que
no hemos podido encontrar son las circunstancias en las que se produjo el
atentado, aunque poco después explotó otra bomba junto al Ebro. Era una época
en la que la capital aragonesa sufrió numerosos atentados anarquista, en uno de
los cuales, acaecido, en 1923, fue asesinado el cardenal Soldevila.
El
incremento del tonelaje de las nuevas locomotoras hizo necesario construir un
nuevo tablero, paralelo la anterior, en 1947. Esta obra permitió que el puente
continuara en servicio hasta 1976, año en el que se le sometió a una gran
reforma, destinada al tráfico viario. Finalmente, en 2009, fue dedicado a uso
peatonal, tras nuevas obras.
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