El 2 de julio de 1600 falleció combatiendo contra los holandeses el capitán borjano D. Francisco del Arco Torralba. Era miembro de una ilustre familia establecida en Borja desde los tiempos de la Reconquista. Aquí nació hacia 1568, siendo hijo de D. Antón del Arco y Funes que, en 1555, había contraído matrimonio con Dª. Francisca Torralba.
Decidió seguir la carrera
militar como su hermano mayor y en 1587, cuando tenía 19 años, se alistó en la
compañía del capitán Gabriel de Orti que había llegado a Borja para reclutar
soldados con destino a la fuerza expedicionaria que, desde Flandes, iba a
intentar la conquista de Inglaterra. Embarcó en Tarragona desde donde llegaron
a Italia para, por el camino español, llegar a Flandes.
La primera acción
importante en la que participó fue el célebre socorro de París, en apoyo a las
fuerzas de la Liga Católica. Estuvo después en la toma de varias plazas
francesas, destacando por su bravura. Por eso, cuando el capitán D. Gabriel
Orti regresó a España, pasó como Sargento a la compañía de D. Hernán Tello de
Portocarrero, que había sido nombrado gobernador de la plaza de Douellens, y
fue allí donde concibió la hazaña que el inmortalizó en 1596.
Cerca del lugar donde
estaba de guarnición la compañía se encontraba la plaza de Amiens, en poder de
Enrique IV de Francia, en la que se estaban concentrando un elevado número de
soldados para hacer frente a los españoles. Francisco del Arco marchó con otros
doce compañeros hacia esa ciudad, todos ellos disfrazados de labradores y
llevando consigo un carro cargado de nueces, simulando que iban a venderlas al
mercado.
Al llegar a las puertas
de la muralla las encontraron cerradas, pero sin inmutarse esperaron a que las
abrieran y, en ese momento, atacaron a la guardia mientras dejaban el carro
inmovilizado bajo los rastrillos. Salieron entonces las fuerzas españolas que
habían permanecido ocultas en las proximidades y, con enorme arrojo, penetraron
por la puerta bloqueada logrando hacerse con el control de la ciudad. La hazaña
tuvo una enorme repercusión y el archiduque Alberto, Gobernador de los Países
Bajos lo ascendió a Capitán. También se difundieron romances exaltando la gesta
en la que se asociaba el nombre del intrépido soldado con el de la ciudad que
le vio nacer:
Un
sargento aragonés,
dicho
Francisco del Arco
que
es de la ciudad de Borja,
descendiente
de hijosdalgo…
Al ser nombrado
gobernador de Amiens D. Hernán Tello, quedó a su lado Francisco del Arco,
teniendo que hacer frente al ataque inmediato de las fuerzas francesas que
sitiaron la ciudad, con el propósito de recuperarla. La presión fue enorme y
allí cayo frente al fuego enemigo el gobernador, por lo que tuvo que hacerse
cargo de la defensa el capitán del Arco, el cual resistió cuatro meses,
protagonizando atrevidas salidas y contraataques, en uno de los cuales tan sólo
sobrevivieron 19 soldados de su compañía. A pesar de ello se negó a rendirse,
hasta que recibió la orden de capitular por la imposibilidad de recibir
socorros. Se le permitió salir de la plaza con banderas desplegadas y al son de
las cajas y pífanos.
Le esperaba el rey de
Francia que quiso conocer personalmente al héroe borjano. Eran tiempos en los
que la dureza de los combates podía compatibilizarse con singulares muestras de
cortesía. Así se explica que el propio monarca francés, añadiera al arco y la
saeta de las armas de nuestro capitán, unas nueces que recordaran su hazaña y
le hiciera entrega de una gruesa cadena de oro que Francisco del Arco sólo
aceptó a cambio de donar su caballo al rey, para que no pudiera ser
interpretado ese gesto como pago, sino como intercambio de regalos entre iguales.
Quiso volver a España,
pero no se lo permitieron, aceptando resignado continuar en Flandes, donde
contrajo matrimonio con Dª. Juana Romero, hija de un capitán de gran fortuna
que le había sido presentada por los propios archiduques. Poco pudo disfrutar de
su nuevo estado ya que a los dos meses el conde Mauricio de Nassau marchó sobre
Ostende. El 2 de julio de 1600 las fuerzas españolas se enfrentaron a las
holandesas. En aquella jornada murieron tres Maestres de Campo y más de 40
capitanes, entre ellos D. Francisco del Arco que contaba 33 años de edad. Dejó
un recuerdo imborrable en todos los que le conocieron, aunque en su ciudad
natal, su figura nunca ha sido suficientemente exaltada.
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