La visita a la Torre de Campo de Ainzón, para saludar a la directora Sonia Llera, como comentamos hace dos días, nos permitió disfrutar también de ese entorno privilegiado que rodea este histórico edificio, reconvertido en Casa Rural, que ha hecho de ella un acogedor lugar, altamente valorado por todos los que la eligen para pasar unos días.
El otoño es una
estación que confiere un especial tinte romántico a sus paseos, en los que las
hojas caídas, contribuyen a realzar su belleza.
El arbolado,
sus paseos y sus estanques son los que le confieren un especial atractivo a la
casa y, en gran medida, son los que han influido en el flujo de visitantes que
acude hasta allí, reservando sus habitaciones con gran anticipación, en algunos
de los casos.
Precioso contraste el de las hojas amarillas sobre las aguas,
que pudimos captar, al igual que a todas esas aves que tanto gustan a los niños,
ahora confinados en un espacio cubierto de redes, a causa de la amenaza de la
gripe aviar.







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