domingo, 13 de enero de 2013

El Patrimonio Artístico de Fuendejalón




            Fuendejalón estuvo vinculado a la Orden de San Juan de Jerusalén, prácticamente, desde los momentos posteriores a la Reconquista. En 1185 está documentada la donación a la orden, por parte de Sancha de Bureta, de la mitad de la población que le pertenecía “para la redención del alma de su esposo, de la suya y la de sus padres”. El 29 de junio de 1257, Constanza, madre del ricohombre Pedro Maza, entregó al castellán de Amposta el castillo y lugar de Fuendejalón, aunque manteniendo el usufructo vitalicio. Posteriormente, el lugar se integró en la encomienda de Mallén de la que formó parte hasta el siglo XIX.



    
        De hecho, el monumento más importante, que es la iglesia parroquial de San Juan Bautista, guarda relación con este pasado, ya que está dedicada al patrón de la orden. Su construcción comenzó en 1597, siendo terminada en 1610. Dispone de un basamento de sillares, sobre el que se levantó el resto de la obra en mampostería. El empleo del ladrillo quedó circunscrito al alero.



            De planta rectangular con un ábside poligonal, se cubre con bóveda estrellada. Tiene cuatro tramos, con el coro a los pies.



En cada tramo se abren capillas a ambos lados por medio de un arco de medio punto con el intradós decorado con casetones que llevan pinjantes en su centro, al gusto renacentista. La nave se iluminaba por unos óculos en el interior de las capillas  y un vano rectangular con arco de medio punto en cada tramo, por encima del friso que recorre el interior. Están decorados con jambas de casetones y querubines en el centro de los mismos.



Al exterior se advierten los contrafuertes entre los cuales se disponen las linternas de ladrillo que fueron construidas para iluminar las capillas, al quedar cegados los óculos por los retablos que se colocaron en ellas.   


          

 La portada de acceso está situado en el tercer tramo del muro Norte y es un arco de medio punto entre pilastras toscanas que da acceso a un pequeño pórtico sobre cubierta se dispone una pequeña hornacina flanqueada por pilastras y con frontón triangular.



 La torre, de planta cuadrangular y situada a los pies de la nave, tiene dos partes claramente diferenciadas. La inferior, coetánea a la construcción del templo, es de mampuesto, sin vanos. La superior, de ladrillo, tiene tres cuerpos, separados por cornisas. El inferior es ciego, mientras que los superiores poseen dos vanos en cada uno de sus lados.  Recientemente ha sido restaurado el chapitel y el tambor sobre el que se asienta.



  Entre las obras de arte conservadas en el templo, destaca su gran retablo renacentista, de finales del siglo XVI, aunque son también interesantes otros varios y el órgano de 1721 que, en 1983, fue restaurado por la Diputación Provincial. 



  La ermita de la Virgen del Castillo toma su nombre de la fortaleza que hubo en el lugar donde se levanta, probablemente de origen musulmán, ampliado tras la Reconquista. Junto a él se edificó el primer templo cristiano que fue la parroquia de la localidad hasta la construcción de la actual, a finales del siglo XVI. En la antigua iglesia siguió siendo venerada una imagen románica de la Virgen y, en 1705, se iniciaron las obras de la nueva ermita que fue terminada ocho años después.



 Se trata de un templo de dimensiones mucho mayores que las de una simple ermita perdida en el campo. En este caso, estamos ante un edificio de planta de cruz latina con cabecera recta que, en el crucero tiene una cúpula ciega sobre pechinas. La nave de cuatro tramos se cubre con bóveda de lunetos. A ambos lados de los tres primeros tramos se abren capillas, comunicadas entre si, por medio de arcos de medio punto entre pilastras. 





En el último tramo se encuentra el coro y bajo el mismo un espacio con cubierta plana, separado de la nave por columnas toscanas y rejas. Es muy interesante una gran pila de agua bendita colocada en el centro del mismo.



Todo el interior del templo está decorado con un programa pictórico, de tema mariano, que fue   realizado en 1874 por los artistas Santiago González y José María Salvador Gisbert. La cúpula, dedicada al tema de María “Reina de todos los Santos” fue obra de ambos pintores. Posteriormente, José María Salvador trabajó en solitario, realizando en 1878, una Inmaculada que se encuentra el crucero. El resto de la decoración de la nave es muy probable que también fuera obra suya en exclusiva.



En el presbiterio se sitúa un baldaquino barroco, bajo el que se venera la imagen románica de la Virgen del Castillo, patrona de la localidad.



Entre los edificios de uso civil, podemos destacar la actual sede de la Casa de Cultura que, en su origen, fue una curiosa construcción edificada como lonja.



Se trataba de un edificio, de muy poco fondo con porches en su planta inferior, formando ángulo y sobre ella otra plana con vanos de arco rebajado sobre los anteriores.



Fue al ser rehabilitado para su nuevo destino cuando se le añadió el edificio contiguo y se modificó su aspecto primitivo, al abrirse dos ventanas rectangulares.










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