Esta
tarde tendrá lugar en la colegiata de Santa María un concierto de órgano a
cargo de Alberto Aguilera Hernández, un joven músico perteneciente a una
generación de instrumentistas borjanos entre los que debemos destacar también a
Carlos Martínez Sangüesa, en oboe, y Luis Miguel (Escolano) Yoldi, como
percusionista. Por este motivo, nos ha parecido oportuno publicar esta
colección de fotografías de Enrique Lacleta que ofrece una visión inédita de
una de las piezas de mayor interés, dentro del patrimonio artístico de nuestro
primer templo.
El
órgano, junto con el coro, forma un conjunto excepcional que, a veces, no ha
sido suficientemente valorado. El Centro de Estudios Borjanos ha venido
dedicando especial atención a este último y ya, en uno de los primeros números
de Cuadernos de Estudios Borjanos, Manuel Giménez Aperte y José Carlos
Escribano Sánchez publicaron imágenes de todos los motivos que aparecen
representados en los reposamanos de sus sitiales, aunque el estudio más
completo figura en la obra Flora escondida en la colegiata de Santa María de
Borja, de Javier Delgado, que recomendamos a todos nuestros lectores.
El
coro está presidido por una gran cruz situada sobre la puerta de acceso que, en
su origen, mostraba la imagen de Cristo crucificado hacia el interior. Hace
unos años, sin motivo aparente, fue girada y quizás sería conveniente volver a
colocarla en la posición adecuada.
Por
lo que respecta al órgano, conviene distinguir entre el instrumento,
propiamente dicho, y la mazonería de la caja del mismo. Mientras el primero ha
sufrido importantes transformaciones, en el transcurso de su existencia, se
conserva la caja original del primer órgano instalado en el templo.
Fue
realizada en 1569, como se hace constar en unas cartelas que aparecen en ella,
por Juan Sanz de Tudelilla, un artista importante, nacido hacia 1535 en la
localidad riojana de Tudelilla, que se había formado con Alonso González,
vecino de Borja y autor, entre otras obras, de los frescos de la catedral de
Tarazona, ahora redescubiertos.
Juan
Sanz contrajo matrimonio con Isabel Vicente, con la que tuvo ocho hijos al
menos, todos ellos bautizados en Santa María, entre los que destacó Mateo, que
fue también escultor. Su fama como artista se debe, en buena medida, a la
realización del trascoro de la Seo zaragozana. Esa obra y la de nuestro órgano
son las únicas que se han conservado, aunque se sabe que realizó otras, como
una imagen de la Virgen del Rosario, para Alberite de San Juan.
El
mueble está concebido como un gran retablo, dividido en tres calles, separadas
por pilastras acanaladas con capiteles corintios. La central, donde se disponen
los tubos, se divide a su vez, en cinco calles, por medio de pilastras
similares, aunque de menor tamaño.
Destacan,
en su parte superior, las imágenes de San Pedro y San Pablo. Sobre ellas,
cuatro cabezas: una de mujer, dos de hombres adultos y una de joven, cuya
identificación no es precisa. Todos los motivos decorativos son de clara
inspiración renacentista y buena calidad, aunque ha sido objeto de diversos
repintes.
Los
tubos superiores, llamados “tubos canónigos”, son meramente decorativos y no
tienen un cometido musical.
Esa
misión corre a cargo de los inferiores y de la trompetería horizontal, característica
del órgano hispánico, en la que los sonidos graves los proporcionan los tubos
más largos y los agudos los cortos. Como hemos señalado, anteriormente, del
órgano original sólo queda la mazonería, pues el actual, fue instalado en el
siglo XIX con las características propias de la época romántica, a las que
dedicaremos otro artículo más adelante.
como son las capillas de la iglesia de borja, las que estan cerradas alrededor del abside de s. maria. ?hay algo?
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