Hace
pocos días dimos la noticia de la reapertura de la Oficina de Correos de Borja,
quejándonos de sus carencias, algunas de las cuales todavía no han sido
subsanadas, como la instalación de los apartados postales.
Ayer,
los medios de comunicación difundieron la noticia de que había obtenido el
Premio Nacional de Excelencia 2016, al conseguir la puntuación más alta entre
las 700 oficinas con las que competía, por ser la que mejor ha gestionado sus
recursos y por haber realizado correctamente los procesos.
Ante
esta noticia, debemos felicitar a todos los empleados de la misma por el
esfuerzo realizado, debido a los problemas planteados por la precariedad en la
que tuvieron que desarrollar su trabajo, en condiciones muy adversas, teniendo
en cuenta que durante una parte del período evaluado, la oficina fue instalada
en precario en el edificio de la antigua Casa Sindical. La imagen, con los
apartados postales, colocados sobre unos contenedores invertidos y otros
sosteniendo el tablero que suplía la carencia de mostradores, constituye una
muestra de lo que comentamos.
Bien,
por lo tanto, por el éxito que representa esa “gestión de los recursos” y por
la eficiencia que demuestran, pero a los usuarios habituales de Correos cabe
plantearnos una cuestión: Si la oficina de Borja se ha hecho acreedora al
Premio ¿Cómo estarán las 699 restantes?
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