Numerosas
personas se concentraron ayer en la plaza de España para asistir al anunciado
acto de presentación de los nuevos trajes que, a partir de ese momento, lucirán
dos de los gigantes de Borja.
Como
invitados de honor se encontraban, la derecha de la Casa Consistorial los
integrantes de la comparsa de Luceni: los Reyes Católicos, el bufón Aljedaro y
los giganticos Dani y Yago.
A la
izquierda estaba la comparsa de Buñuel con los Reyes Alfonso y Urraca y los
campesinos Antón y Ana. Entre ambos, los gigantes y giganticos de Borja.
Junto
con todos ellos, su acompañamiento musical: la Agrupación Musical Borjana,
luciendo veraniegos polos azules con el logotipo de Bodegas Borsao al dorso,
los dulzaineros de Buñuel con su característica boina roja, y los de Luceni
ataviados con polo rojo, a uno de los cuales vemos en esta imagen, departiendo
con el Director de la citada Agrupación D. Félix Martínez Lahuerta.
En
medio del bullicio, los voluntarios que se encargan de llevar y bailar a
nuestros gigantes, los cuales se iban a convertir también en protagonistas del
acto. Visten pantalón blanco y polo azul con el logotipo turístico de Borja,
utilizando también la bonita sudadera que se ve en la imagen.
A
ambos lados del acceso principal al edificio consistorial aguardaban,
enfundados en lona, los dos gigantes que iban a ser presentados. Era una imagen
curiosa, sobre todo por las dos cuerdas que salían de su parte superior. Sobre
ellos, en el balcón principal de la Casa una pancarta: “Una ciudad, una
afición, Aúpa Borja”, en alusión a los excelentes resultados que está
obteniendo el equipo de la S. D. Borja, muy cerca de la promoción.
Cuando
pasaban ya varios minutos de la hora fijada, hicieron su aparición los cabezudos
y, seguidamente, dio comienzo el acto, presentado por Dª Gema García, tras la
que se encontraba el Sr. Alcalde D. Eduardo Arilla; los Tenientes de Alcalde D.
Juan Manuel Moreno, D. Carlos García Viñal y Dª Carmen del Mar Arcos, junto con
los Concejales Dª Laura Calahorra, D. Juan María de Ojeda y D. Leandro José
Galindo.
Gema
García que, por el sol de la mañana, queda a contraluz en todas las
fotografías, glosó la historia de nuestra comparsa y señaló el hecho de que los
reyes que forman parte de la misma no tengan nombre, sugiriendo la posibilidad
de bautizarlos con el de Alfonso V, que fue quien concedió a Borja el título de
ciudad, y el de Dª María de Castilla, su esposa que residió aquí durante una
parte de la prolongada ausencia del monarca. Puestos a recrear este hecho,
sugerimos la posibilidad de incorporar a la comparsa a Giraldona de Carlino, la
bella dama napolitana que se convirtió en amante del rey y con la que intentó
contraer matrimonio, aunque no pudo lograrlo al negarse el Papa a anular su
enlace con la reina Dª María. Que la relación no fue una mera aventura lo
demuestra el hecho de que tuvo con ella tres hijos naturales, uno de los
cuales, Fernando, le sucedió al frente del reino de Nápoles. De esta forma,
podría bailar en Borja D. Alonso con Giraldona, como solía hacer en Nápoles y,
tras ellos iría la reina Dª María,
sustituyendo el ramo de flores por el
látigo o vara del que ahora se va a privar a los cabezudos.
Porque,
tras la intervención de la presentadora, hizo uso de la palabra el Sr. Alcalde
anunciando que, a partir de este año, los cabezudos ya no perseguirán a los
niños, como es habitual en todas partes, sino que, como si se tratará de los muñecos de un parque de Disney, los
acariciarán y se harán fotografías con ellos, lo que fue acogido con grandes
aplausos por los pequeños presentes.
Anunció,
asimismo que, en la próxima Feria de
Septiembre, los encargados de leer el pregón serán los miembros de la
Asociación de porteadores de los gigantes, lo que sorprendió a todos, tanto por
lo acertado de esa propuesta de la Junta de Gobierno, como por el hecho de que
se diera a conocer antes del preceptivo debate y aprobación por el Pleno de la
corporación.
A
continuación, llegó el esperado momento y, desde el balcón central comenzaron a
levantarse los “sacos” que cubrían a los gigantes. No hubo dificultades con la
reina pero, como nada es perfecto, no ocurrió lo mismo con el rey, por lo que
al soltarse la cuerda hubo que recurrir a un procedimiento de urgencia, menos
airoso; justo castigo para el veleidoso monarca, al que su legítima esposa
observaba con semblante serio.
Y este
es el aspecto con el que han quedado, luciendo el rey el escudo de Borja al
pecho y con espada al cinto, como antaño. En su mano, el privilegio de concesión
del título de ciudad, mientras que la reina lleva ese ramo de flores que
proponemos sustituir.
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