lunes, 28 de mayo de 2018

Las casas desamortizadas de la calles de la Concepción


         En la calle de la Concepción de Borja existió hasta hace muy poco un conjunto de casas muy homogéneo, de características similares. Todas eran de la misma altura y sus vanos estaban resaltados por una franja en torno a los mismos.





         Desgraciadamente la unidad se perdió con la construcción, sobre el solar de algunas de ellas, nuevos edificios que no respetaron la altura ni la tipología común a todas ellas, tanto en la zona próxima a la calle de Goya como en el tramo que sigue al acceso a la plaza de España.



         Las características que hemos comentado y el hecho de que una de ellas englobara a la portada de acceso lateral al templo de convento, sugería la posibilidad de hubieran tenido relación con el mismo.

         De hecho, existía la tradición de que pertenecieron a las religiosas y que en ellas residían viudas que deseaban participar en la vida comunitaria, sin profesar en el convento, de una manera similar a los antiguos beaterios, aunque en este caso se trataba de conjuntos de viviendas sin vinculación con un claustro femenino.



         Ahora, D. Guillermo Carranza Alcalde nos ha aportado una prueba de lo que sospechábamos, al encontrar en el Boletín Oficial de la Provincia de Zaragoza, el anuncio de la venta de los bienes incautados al convento de la Concepción, entre los que se encuentran las citadas casas. Entre ellas se hace mención a la que se encuentra sobre la entrada del convento.




         Hay que recordar que, en aquellos momentos, la Iglesia impuso la pena de excomunión a todos los que adquirieran bienes desamortizados. Por ello, las personas adineradas recurrían a la argucia de utilizar un testaferro, generalmente alguna persona a su servicio, a la que después volvían a comprársela y, comoquiera que la segunda transmisión ya no estaba penada con la excomunión, evitaban esa condena.
         No obstante, hubo arrepentidos que, ante la imposibilidad de devolver la propiedad a los respectivos conventos, decidieron llevar una vida de penitencia y oración, recluidos en esas casas. Esta podría ser una solución muy adecuada para alguno de sus propietarios actuales que encerrado en la casa de la que fueron despojadas las religiosas, podría practicar el “Ora et labora” de la regla benedictina, cuidando las flores de sus balcones, como de hecho ya está haciendo.
         A la vista de lo expuesto queda pendiente de averiguar la época en la que fueron construidas y el destino real que tuvieron, dado que en el momento de la Desamortización, siempre se refieren a ellas como “arrendadas”.

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