La pasada noche, las calles de Borja se llenaron de espectros y horripilantes monstruos, convocados a esa extraña fiesta que ha cobrado carta de naturaleza entre nosotros. Como en Asterix, sólo hay un lugar que resiste a la invasión, manteniendo sus tradiciones: Ambel, donde esta noche las calabazas iluminadas ampararán a los niños que gritarán al paso de la comitiva que se dirige al cementerio.
Pero, la Casa de Aguilar fue “invadida”
en la noche del lunes por unas extrañas criaturas, salidas de la ·terrorífica
clase· de Aerobic, donde grabaron un vídeo que no hemos sabido enlazar.
Por supuesto, la visita nos provocó el lógico espanto, aunque pudimos salir indemnes de la misma, ocultos bajo una chistera muy propia para la ocasión.
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