Estos días en los que ha vuelto a ser recordada María Domínguez, traemos a nuestro blog su obra Opiniones de mujeres, de la que tenemos un ejemplar de su primera edición, así como otras posteriores. En ella se hace constar que fue prologada por “Hildegart, abogado” y a ella queremos referirnos.
Se trataba de
Hildegart Rodríguez Carballeira (1914-1933), una “creación” de su madre Aurora
Rodríguez Carballeira, que quiso hacer de ella el prototipo de una “nueva mujer”,
mediante una educación esmerada, merced a la cual leía a los dos años y escribía
a los tres. Su padre, escogido para ese fin, fue un capellán castrense que, al
principio, se preocupó por la niña, hasta que la madre le prohibió visitarla,
ante el temor de que influyera en la educación que había diseñado.
Licenciada en
Derecho, comenzó a cursar los estudios de Medicina y Filosofía y Letras,
habiendo publicado 15 obras y un buen número de artículos, mientras que
militaba en formaciones progresistas; primero en el PSOE, donde llegó a ser
Vicepresidenta de sus juventudes, pero del que se dio de baja desencantada,
para afiliarse al republicanismo, abandonando los postulados marxistas para
acercarse al anarquismo.
La vida de Hildegart
finalizó bruscamente cuando, en 1933, su madre la asesinó, ante el temor de que
la independencia de la joven frustrara su proyecto. Una auténtica tragedia.
De ahí, el
interés que tienen dos obras de Hildegart que nos ha facilitado nuestra asesora
literaria, ambas publicadas este año por la Editorial Pregunta. La primera de
ellas lleva por título Sexo, Amor y Revolución y, en realidad, incluye dos
trabajos diferentes: “Sexo y amor” y “La revolución sexual”, en el que autora
abordaba problemas candentes entonces y ahora.
La otra es Eugenesia
y natalidad, en la que también se reúnen dos trabajos “El problema eugénico”
y “La limitación de la prole”, en los que Hildegart defendía ardientemente el
control de la natalidad, por motivos demográficos y económicos. Pero, además,
era partidaria de los métodos eugenésicos encaminados a mejorar la especie
humana.
A esos métodos,
actualmente considerados inaceptables, se sumó también nuestra María Domínguez,
de igual forma que lo hicieron determinados movimientos políticos, que son
reprobados por ello, aunque suele eludirse la crítica en quienes militaban en
formaciones de otro signo.
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