jueves, 28 de noviembre de 2024

Recordando a un científico y a un militar nacidos en Borja

 

El 28 de noviembre de 1714 nació en Borja D. Antonio María de Herrero y Rubira. Era hijo de corregidor de esta ciudad D. José Miguel Herrero y de Dª. Catalina Rubira, ambos naturales de la villa de Calanda. El padre había tomado posesión del cargo el 15 de septiembre de 1712 y cesó el 20 de abril de 1716. En los cuatro años que estuvo al frente del corregimiento nacieron en Borja sus hijos Antonio María y Luis, que llegaron a destacar en distintos campos del saber.

Antonio fue enviado a Huesca, bajo la tutela de su tío Luis Rubira, canónigo de esa catedral, para estudiar Filosofía y Teología, porque pensaron orientarlo hacia la carrera eclesiástica. Marchó después a Toulouse y, durante un curso académico completó los estudios precisos para graduarse como Doctor. Su estancia en esa universidad le permitió adquirir un perfecto conocimiento del francés y tomar contacto con la Física experimental, materia que influyó en su obra posterior.

De regresó a Huesca, optó a una cátedra, pero a pesar de la erudición de la que dio pruebas no la consiguió. Se trasladó entonces a Madrid, bajo la protección de D. Salvador José Mañer y comenzó a escribir sobre distintos asuntos, colaborando también en algunas obras de su protector. Pero su inquietud le impulsó a reorientar su vida, matriculándose en la universidad de Alcalá, donde cursó con gran brillantez la carrera de Medicina. Nada más graduarse fue nombrado médico de los hospitales de la Corte, en los que puso a prueba su preparación, llegando a mantener polémicas con sus superiores que contribuyeron a acrecentar su prestigio. Fue nombrado censor de todas las obras médicas que se publicaban y la reina Isabel de Farnesio le distinguió al nombrarle médico de su casa. Miembro de la Academia Médico Matritense, fue elegido Secretario Perpetuo.

 

Fue un hombre ilustrado en el sentido pleno de la palabra. Autor de numerosas obras, ha pasado a la historia por Physica moderna experimental sistemática, publicada en 1738, que fue el primer tratado de Física publicado en España. Su curiosidad le llevó a abordar otros muchos temas, desde un tratado de Ortografía a un Diccionario Universal Francés-Español. Destacó como publicista, siendo el creador del Mercurio Literario una publicación periódica de divulgación científica. Otra obra suya la Gaceta Literaria de Madrid, daba noticia de los libros publicados en España, con otras informaciones de interés. También tradujo otras obras como Estado político de la Europa. Estaba casado con Dª. Ana Medrano, natural de Mallén, quien al morir su esposo el 1 de julio de 1767, se trasladó a esa localidad en la que falleció, quedado en su casa muchas de las obras de su esposo y sus manuscritos, de los que se hizo cargo el presbítero D. Agustín de Navas, perteneciente a otra ilustre familia mallenera.

 

El 28 de noviembre de 1719 nació en Borja D. Ignacio Poyanos y Lafarga. Era hijo de D. Antonio Poyanos y Zapater, perteneciente a una distinguida familia de infanzones borjanos y de Dª. María La Farga y Estachod. Cursó la carrera militar y en 1759 era Sargento Mayor del Regimiento de Infantería de Granada, cuando fue admitido como caballero en la Orden de Santiago, tras superar las preceptivas pruebas de nobleza. En 1770 mandó ese regimiento con el empleo de Coronel. Llegó a ser Brigadier de los Reales Ejércitos y murió en 1777, hallándose de guarnición en México.


Entre 1752 y 1754 había colaborado en la red de inteligencia creada por el marqués de la Ensenada, con hombres de su total confianza, realizando viajes por diversos países europeos, para recabar información sobre minas y metales preciosos. Por otra parte, se conserva una carta enviada en 1761 desde San Petersburgo, donde actuaba como secretario del marqués de Almodóvar del Río, embajador ante la corte del Zar.


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