La Asociación Naturalista de Aragón (ANSAR) nos ha remitido un comunicado en el que llama la atención sobre los problemas a los que se enfrentan las aves en el embalse de la Loteta, inaugurado en 2010, en el que se pretendía establecer una zona de protección para las aves, apartada de la dedicada a actividades deportivas.
Desde hace años se ha establecido
un dormidero de grullas de miles de ejemplares, que se quedan a pasar todo el
invierno. Es maravilloso verlas salir al amanecer o regresar al atardecer con
su gruir mágico que se oye a varios kilómetros de distancia.
Pero no solo se ven grullas, todos
los años se observan águilas pescadoras intentando dar caza algún pez en sus
aguas, somormujos lavancos, garzas reales e imperiales en primavera,
cormoranes, gaviotas de varias especies, cigüeñas negras, avefrías y un largo
etcétera de patos, andarríos y chorlitejos. Incluso hace poco tiempo se vieron
flamencos.
Pero lo más curioso y sorprendente,
si cabe, es la reproducción de aves cuya zona habitual de cría son las costas
marinas. Nos referimos a los charranes comunes que llevan varios años viniendo
a reproducirse a este embalse, aunque el nido de la foto es de garza real.
También ha sido durante meses zona
de caza y descanso de un águila perdicera (especie en peligro de extinción) que
se dedicaba a cazar los conejos que proliferan por la zona. Por todo ello, el
embalse de la Loteta es pieza clave en la migración de aves, tanto otoñal como
primaveral, debido a su estratégico emplazamiento.
Sin embargo, la actividad humana
está poniendo en peligro este ecosistema. Por ello, en octubre del año 2022, ANSAR
dirigió un escrito a la CHE solicitando que se respetase la zona de refugio de
aves, como en su día se acordó. En el escrito argumentábamos que ese espacio,
el cual debería de servir para que las aves se mantuvieran tranquilas.
Algo que se ve alterado por la
práctica del kitesurf y windsurf y, recientemente, por los ultraligeros que
sobrevuelan el embalse, sin olvidar todos los aerogeneradores que en su día
aprobó el INAGA en su entorno y en los que mueren cientos de aves y murciélagos
anualmente.
Desde aquí nos
sumamos a la petición de esa asociación, para que este espacio privilegiado que
ha surgido en nuestra zona, puede seguir dando acogida a tan gran número de
aves, permitiéndonos disfrutar de espectáculo tales como la salida, al
amanecer, de las grullas de sus dormideros, como muestra esta imagen.
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