Para el viernes 13 de febrero, a las siete de la tarde, estaba prevista una visita a la catedral de Notre-Dame, dirigida por Laurent Prades, conservador de sus obras de arte (Régisseur général et Chargé de développement), para los miembros de la Junta Directiva de Europae Thesauri, en la que no pudimos estar presentes porque nuestro avión llegó más tarde, pero nuestra dilecta colaboradora Sara Fonseca, nos ha facilitado imágenes de la misma.
Cuando la
catedral había cerrado ya sus puertas a los visitantes, que ese día habían
alcanzado la espectacular cifra de 35.000 personas (en un solo día), nuestros
compañeros pudieron recorrer con detenimiento el templo, atentos a las
explicaciones de Laurent.
En esta imagen
vemos al Presidente de Europae Thesauri Dr. Bernard Berthod junto a la vitrina
en la que se exhibe la capa pluvial que utilizó el arzobispo de París Laurent
Ulrich en la ceremonia de inauguración oficial, que llamó mucho la atención,
junto con el báculo con el golpeó la puerta de entrada.
Las vestiduras
litúrgicas de ese día y las del siguiente, habían sido encargadas al reconocido
creador de moda Jean-Charles de Castelbajac, que ya había trabajado para San Juan
Pablo II, y el báculo había sido hecho con madera proveniente de las vigas
quemadas de la catedral.
Fue en la tarde
del sábado cuando nos acercamos a Notre-Dame y lo hicimos por su parte
posterior, quedando sorprendidos al contemplar que la mayor parte del exterior
del monumento sigue cubierta de andamios, porque las obras de restauración aún
no han finalizado. Sí se terminó por completo el interior, de ahí el haberse
llevado a cabo su apertura, para dar cumplimiento al propósito del presidente
Macron, de finalizar las mismas a los cinco años del incendio.
Quisimos estar
presentes en la Misa vespertina, a las seis de la tarde, que
se celebró con gran solemnidad, en presencia de 1.500 personas (otro número
llamativo), que la siguieron con gran devoción, mientras los turistas recorrían
las naves laterales, sin interferir en la ceremonia ni molestar, cuando en
otros lugares se interrumpen las visitas en los momentos de culto.
Al terminar la
Misa, pudimos recorrer sus naves, contemplando la belleza de un templo que es
un referente cultural, pero también un centro religioso de suma importancia,
como pudimos constatar.
Fue emocionante
reencontrarnos con un monumento que tantas veces hemos visitado, ahora renacido
tras el incendio y rezar ante la imagen de la Virgen, con la Cruz del fondo que
tanta impresión causó en los bomberos que se adentraron entre el humo, al verla
relucir de manera increíble.
Además, el
haber podido escuchar las notas del órgano durante la celebración de la Santa
Misa y la breve interpretación posterior del organista, acogida con una ovación
por parte de los presentes, junto con todo lo anterior, ya justificarían
nuestra breve visita a la capital francesa.
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