Ayer, Heraldo de Aragón informó de la presentación, en la sede de la Real Academia Española, de su Libro de Estilo que, inmediatamente, hemos incorporado a nuestros fondos.
La obra ha sido
editada con la colaboración entre la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE)
y la Fundación Ibercaja, habiendo participado en su elaboración equipos de
FundéuRAE y del propio periódico.
Introducen el
libro dos artículos de Olivia Piquero, Directora de la FundéuRAE, y Paloma de Yarza
López-Madrazo, Presidenta de Heraldo de Aragón. Como colofón, la Profª. Elena
Capapé de la Universidad San Jorge escribe sobre el lenguaje en la era digital,
y la Profª. Carmen Marta Lazo, Catedrática de Periodismo de la Universidad de
Zaragoza aborda un siglo de metamorfosis en el lenguaje periodístico.
En sus 222
páginas el libro constituye un formidable instrumento para aclarar las dudas
que puedan plantearse a los redactores de este diario. Pero, su utilidad supera
esos límite pues, cualquiera de nosotros puede encontrar allí respuestas a
muchos interrogantes que nos surgen cada día, contribuyendo a mejorar el uso de
nuestro idioma.
En nuestra biblioteca
disponemos de otros libros de estilo, que fueron publicados, con anterioridad,
por otros medios, pero nos ha gustado el de Heraldo de Aragón, quizás
por su proximidad y su claridad expositiva, aunque el manejo de este tipo de
obras no siempre es sencillo.
Como responsables
de un medio de comunicación periódico, como en realidad es este blog, nos
gustaría adaptarnos a las normas que fija, aunque somos de una vieja escuela en
la que el uso de mayúsculas, tratamientos y empleo de tildes, en algunos casos
era diferente.
Como curiosidad,
debemos mencionar la aclaración que se inserta en la obra respecto a la
ausencia de tilde en la palabra “Aragón” de la cabecera del periódico y de la marca.
Se justifica aduciendo que se trata de “un logo comercial evolucionado de la cabecera
histórica”, siendo el único caso en que Heraldo la escribe sin tilde. Por
nuestra parte, creemos que cuando se creó la cabecera no se acentuaban las
mayúsculas y eso mismo sucedía con las señales de carretera, que luego fueron
cambiadas progresivamente.

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