jueves, 30 de octubre de 2025

Libros recibidos 914

         Ayer, Heraldo de Aragón informó de la presentación, en la sede de la Real Academia Española, de su Libro de Estilo que, inmediatamente, hemos incorporado a nuestros fondos.

         La obra ha sido editada con la colaboración entre la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) y la Fundación Ibercaja, habiendo participado en su elaboración equipos de FundéuRAE y del propio periódico.

         Introducen el libro dos artículos de Olivia Piquero, Directora de la FundéuRAE, y Paloma de Yarza López-Madrazo, Presidenta de Heraldo de Aragón. Como colofón, la Profª. Elena Capapé de la Universidad San Jorge escribe sobre el lenguaje en la era digital, y la Profª. Carmen Marta Lazo, Catedrática de Periodismo de la Universidad de Zaragoza aborda un siglo de metamorfosis en el lenguaje periodístico.

         En sus 222 páginas el libro constituye un formidable instrumento para aclarar las dudas que puedan plantearse a los redactores de este diario. Pero, su utilidad supera esos límite pues, cualquiera de nosotros puede encontrar allí respuestas a muchos interrogantes que nos surgen cada día, contribuyendo a mejorar el uso de nuestro idioma.

         En nuestra biblioteca disponemos de otros libros de estilo, que fueron publicados, con anterioridad, por otros medios, pero nos ha gustado el de Heraldo de Aragón, quizás por su proximidad y su claridad expositiva, aunque el manejo de este tipo de obras no siempre es sencillo.

         Como responsables de un medio de comunicación periódico, como en realidad es este blog, nos gustaría adaptarnos a las normas que fija, aunque somos de una vieja escuela en la que el uso de mayúsculas, tratamientos y empleo de tildes, en algunos casos era diferente.

         Como curiosidad, debemos mencionar la aclaración que se inserta en la obra respecto a la ausencia de tilde en la palabra “Aragón” de la cabecera del periódico y de la marca. Se justifica aduciendo que se trata de “un logo comercial evolucionado de la cabecera histórica”, siendo el único caso en que Heraldo la escribe sin tilde. Por nuestra parte, creemos que cuando se creó la cabecera no se acentuaban las mayúsculas y eso mismo sucedía con las señales de carretera, que luego fueron cambiadas progresivamente.

 

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