jueves, 19 de abril de 2012

Fotografías del Entierro de Cristo


            Que nuestra Semana Santa despierta interés es evidente, a juzgar por los mensajes que nos siguen llegando pidiendo que publiquemos nuevas fotos. Lo hacemos hoy con imágenes del Entierro de Cristo y, más adelante, insertaremos otras sobre la ermita del Sepulcro, donde se han detectado algunos problemas. Serán las últimas, pues hay otros acontecimientos que reclaman nuestra atención y se acerca ya la Navidad…



            En primer lugar, aparece aquí el paso del Velo del Templo que, como muchos han señalado, no desfiló este año, debido a una falta de coordinación por parte de la cofradía responsable.


            En esta otra imagen aparece el Centurión, acompañado por Clara y Carlos, los dos “angelicos” de este año que son hermanos e hijos del aguerrido militar “romano”.


            Clara interpretó magníficamente su papel, sobre el estrado. El sellado del arca lo realiza el Centurión que se mueve como un autómata, siguiendo las indicaciones del “angelico” que porta los sellos en una bandeja y marca el ritmo con un bastón.



            Estas dos fotografías corresponden a la imagen de la Virgen que es articulada y mueve la cabeza y los brazos. Mientras la primera desciende ligeramente, los brazos se elevan acercando el pañuelo a sus ojos llorosos. Este movimiento ha sido captado perfectamente por el fotógrafo Enrique Lacleta.


            Tras el arca con el Cristo yacente, desfila el palio que la cubrirá durante la ceremonia del sellado, en el Campo del Toro. Obsérvese la perfección con que lleva su varal el primer cofrade de la izquierda.


            Sería más difícil decir lo mismo del cofrade que, agotado por el esfuerzo, se apoya en las escaleras del tablado, ofreciendo una imagen un tanto peculiar.


            Menos mal que la Muerte, lanza su certera advertencia desde la hoja de su guadaña que porta en ese paso singular que cobra especial protagonismo en la ceremonia, tras el cual figuran dos penitentes que llevan en sus manos un cráneo y una bandeja de ceniza, como referencia expresa al final que a todos nos espera. Por circunstancias desconocidas por nosotros, este año no llegaron a desfilar.


            Muchas de las personas que contemplan el Entierro de Cristo ignoran que, al final del mismo, tiene lugar en el interior de la colegiata el sermón de la Soledad. Previamente, el arca es depositada allí y los “alabarderos” se retiran, tras rendirle honores. A los lados deben situarse San Juan y la Virgen. Al parecer, hay dificultades para que el paso de la Virgen acceda al presbiterio, por lo que este año tuvo que quedarse abajo, algo que viene a modificar el sentido del acto que, en definitiva, es un homenaje a la Madre Dolorosa.


            Terminamos este breve recorrido con una imagen del “infantico” que, como cada año, cantó el Pregón que, al mediodía del Viernes Santo, recorrió las calles y plazas invitando a los devotos a acudir a “solemnizar” el Entierro que iba a tener lugar más tarde. La amenaza de lluvia obligó a modificar el trazado aunque, afortunadamente, todo pudo celebrarse con normalidad.

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