Ayer,
domingo, fue el último día de la novena que, en honor a la Virgen de la Peana,
se ha venido celebrando en la antigua colegiata de Santa María.
Siguiendo
la tradición, la imagen de la Virgen es bajada desde el altar para que pueda
ser venerada por todos los borjanos. Sobre una mesa, y teniendo a su lado el
pendón histórico de la corporación municipal la Virgen permanece a lo largo de
todo el día.
Son
muchas las personas que se acercan a besar sus manos, como testimonio de amor,
sin que falten otras que le acompañan durante esas horas.
Hoy
la Virgen volverá a su camarín, donde seguirá recibiendo las muestras de afecto
de todos los habitantes de Borja.
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