En
el tramo norte del claustro de la colegiata de Santa María de Borja, el que
discurre paralelo a la nave de la iglesia, se encuentra la capilla de la Virgen
del Pilar que fue construida en el último tercio del siglo XVI por la familia
Litago.
Cubierta
por una cúpula sobre pechinas con linterna, en la actualidad muestra un aspecto
sorprendente, debido a que, a finales del pasado siglo, fue pintada y decorada
de forma muy desacertada.
En
ella existe un retablo con pinturas sobre tabla cuya imagen titular fue
retirada en 1931 para ser sustituida por una imagen moderna, de producción
industrial, que fue donada por el general D. Antonio Mayandía, miembro del
Directorio Militar durante la Dictadura de Primo de Rivera, el cual estaba
vinculado con Borja ya que aquí contrajo matrimonio su hermana con D. Miguel
Gracia Clavería y se consideraba “casi borjano”. A él se debe la pavimentación
de la travesía de la N-122, realizada con adoquín que se conservó hasta nuestra
época, o las gestiones llevadas a cabo, sin éxito, para que Santa María
volviera a ser colegiata.
Afortunadamente,
la tabla de la titular se conservó y, en la actualidad, se exhibe en la sala
III del Museo de la Colegiata. A pesar de que la obra había sido objeto de
atención por parte de destacadas investigadoras, no se conocía su autor ni la
fecha de realización.
Ha
sido el historiador D. Alberto Aguilera Hernández quien ha localizado en el
Archivo de Protocolos Notariales de Borja la capitulación del retablo. Fue el
23 de marzo de 1625 cuando el presbítero mosen Martín Ferrer, atendiendo a las
disposiciones testamentarias de D. Juan de Litago, capituló con Francisco
Latorre, pintor afincado en Borja, la realización del retablo cuyas resultado
final se ajustó, en buena medida a lo pactado. De este artista conocemos muy
pocos datos. Sabemos que estuvo casado con Jerónima Tarazona y unos años
después está documentado en Zaragoza como dorador.
En
las calles laterales están representados San Juan Bautista, a la derecha, y San
Juan Evangelista, a la izquierda.
El
retablo se remata con el Calvario habitual y, en el banco, aparece la
Resurrección flanqueada por los apóstoles Santiago el Mayor y San Felipe, con
los cuatro Evangelistas en los plintos de las columnas.
Por
lo que respecta a la tabla central, a los pies de la Virgen, aparecen el
donante D. Juan de Litago y su sobrino mosen Martín Ferrer que, además de ser
el que lo encargó, era titular de la capellanía fundada por su tío.
El
trabajo de Alberto Aguilera ha permitido conocer la autoría de otro de los
retablos de la colegiata y la fecha de su realización. Aunque no se trata de
una obra excepcional merece la pena restaurarla ya que su estado no es buena y,
por otra parte, su mazonería ha sufrido repintes que la desvirtúan.
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