sábado, 2 de febrero de 2013

Posible identificación de la presa hallada en el Huecha




            El pasado día 12 de enero dimos cuenta del hallazgo, durante los trabajos de limpieza que se están efectuando en el cauce del Huecha, de una importante obra hidráulica en el lugar señalado en la fotografía superior.

            Tras la retirada de la tierra que la cubría, apareció una presa construida con piedras sillares de buena factura, de cuya existencia no se tenía noticia en nuestros días. En la fotografía en la otra fotografía puede apreciarse el aspecto que presenta ahora esta espectacular obra que, desde el primer momento, planteó diversos interrogantes.



            En primer lugar, llamaban la atención sus dimensiones y el propio diseño de la obra que indicaban la intervención de un técnico cualificado y una inversión considerable.



            En segundo lugar, su ubicación en un lugar más elevado que el cauce del río indicaban que delimitaba un espacio para albergar aguas de otra procedencia. Hay que tener en cuenta que el vaso de la presa no era el hueco resultante de la excavación ahora practicada, donde en la fotografía se ve una pequeña cantidad de agua, sino el situado al otro lado de la fábrica, completamente colmatado en la actualidad.



            Además, resultaba extraño que no se hubiera conservado memoria de una obra tan importante de la que, sin duda, debían existir testimonios documentales.
            Tras la investigación realizada en el Archivo Histórico Municipal hemos encontrado algunas referencias que parecen directamente relacionadas con la misma. Así, en la sesión del consejo celebrada el 1 de febrero de 1770, se dio cuenta de la rotura que se había producido en lo que se denomina “balseta de Marbadón” lo que ocasionaba grandes perjuicios por ser “el tiempo tan escaso de agua”. Para hacer frente a la situación se acordó llamar a “Pedro Navarro, alarife de la ciudad de Tarazona, sujeto muy inteligente y acreditado en todo este país” para que acompañado por el alarife borjano Pedro Amesti, visite la zona y proponga lo necesario para remediar los daños.
            Poco después, el citado Pedro Navarro se desplazó a nuestra ciudad y, durante dos días, estuvo estudiando el problema, por lo que cobró “dos doblones de cuatro pesos”, emitiendo un informe. A la vista del mismo, en la sesión de día 8 de febrero, se tomó el acuerdo de acometer, bajo su dirección, las obras necesarias con los materiales que se le proporcionarían.



            El 13 de marzo se le encargó formalmente el trabajo, “según su proyecto”, avisando al Ayuntamiento de la villa de Magallón para que designara una persona que concurriera a la obra, teniendo en cuenta los derechos que gozaba sobre una parte de las aguas del citado manantial de Marbadón.
            En respuesta a esta comunicación, Magallón opuso reparos a la obra proyectada, a pesar de lo cual se decidió iniciar la obra, conforme a las señales y vestigios del “antiguo azud” lo que provocó una nueva intervención de los de Magallón que, mediante acto público, requirieron la inmediata paralización “de la fábrica del azud de la balseta de Maleján”.
            A pesar de ello, el ayuntamiento de Borja decidió continuar con su ejecución “para evitar los daños y perjuicios que ocasionaba la destrucción” del antiguo azud.



            De estos datos que, en el futuro podrán completarse con nuevas aportaciones, parece deducirse que, en ese punto, existió un antiguo azud para represar las aguas procedentes de la Bóveda que todavía existe. Tras su destrucción en 1770, se decidió construir uno nuevo, encargando el proyecto y la dirección de la obra a un arquitecto de prestigio como era Pedro Navarro, entonces residente en Tarazona que intervino en otros proyectos como la reparación del “pórtico viejo” de la colegiata de Santa María de Borja.



            El azud requirió nuevas reparaciones en 1784 y, en un momento que no podemos precisar quedó inservible, siendo reemplazado por la actual “balseta”.
            Si esta hipótesis fuera correcta, lo encontrado sería el azud realizado por Pedro Navarro en 1770, aunque todavía subsisten otros interrogantes, especialmente relacionados con el punto de salida de las aguas que no ha sido encontrado y, por lo tanto, no podemos conocer con precisión su funcionamiento.




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