El
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte hizo público, ayer lunes, el
nombramiento de Dª Ana Santos Aramburo como Directora de la Biblioteca Nacional
de España, el cargo de mayor relevancia al que pueden acceder las personas
relacionadas con ese ámbito.
Nacida
en Zaragoza, el 22 de enero de 1957, cursó la licenciatura de Geografía e
Historia en la capital aragonesa y, posteriormente,cursó estudios en
Biblioteconomía y Documentación en el Centro de Estudios Documentales del
Ministerio de Cultura. Está especialmente relacionada con Borja, a donde llegó,
nada más acabar sus estudios, para realizar el Censo Guía de los archivos
locales.
Muy
pronto inició su colaboración con el Centro de Estudios Borjanos. En la
fotografía superior aparece durante la presentación de nuestra revista Cuadernos de Estudios Borjanos XLV que
incluía un artículo suyo sobre “Una poetisa borjana del siglo XVII: Sor Mariana
Sallent, religiosa franciscana clarisa del convento de Santa Clara”.
En
su dilatada trayectoria profesional ha trabajado en las bibliotecas de la
Facultad de Derecho de Zaragoza; del Instituto de Criminología de la Universidad
Complutense; y de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, de la que
llegó a ser Subdirectora. Entre 1993 y 2001, fue Vice-Directora de la
Biblioteca de la Universidad Complutense y, posteriormente, Directora de la
Biblioteca Histórica “Marques de Valdecilla” de la misma universidad. En marzo
de 2007, fue nombrada Directora de Acción Cultural de la Biblioteca Nacional,
cesando en septiembre de 2011, al ser nombrada Directora General de la
Biblioteca de la Universidad Complutense. Finalmente, en 2012, se hizo cargo de
la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos del Ayuntamiento de
Madrid, puesto en el que ha permanecido hasta ahora.
Pero,
probablemente, en el nombramiento del que estamos dado cuenta ha influido más
que su brillante curriculum, su
participación en los trabajos de nuestro Centro que se ha convertido en un
auténtico talismán para muchas personas. De aquí ha salido una nutrida relación
de catedráticos, profesores titulares y altos cargos, hasta el punto de que, al
percatarse de esta curiosa coincidencia, son muchas las personas que se ofrecen
para colaborar, con la seguridad de que, en algún momento, su aportación
influirá, de manera decisiva, en su futuro profesional.
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