Cuando
el pasado 22 de julio decidimos iniciar una serie dedicada a los relojes de sol
de nuestra zona, con el artículo que nos remitió Pedro Domínguez Barrios sobre
el que se conserva en la fachada de un edificio situado en la calle Ramón
Salvador, de Magallón, inmediatamente recibimos una puntualización de D.
Antonio J. Cañones puntualizando que la elección no podía ser más
desafortunada, ya que la esfera del mismo no podía corresponder a un reloj solar sino mecánico.
Como acertadamente
señalaba nuestro amable comunicante en ese tipo de relojes “ni las
"12" están en la parte superior, pues corresponden al mediodía y, por
tanto, están siempre abajo, en la vertical, ni las "6" están abajo
pues corresponden a la salida y puesta del sol, por tanto suelen estar en la
horizontal a la altura del origen del gnomon, ni la numeración está por encima
del origen del gnomon ya que es imposible marcarla si el sol está debajo del
horizonte”. Estos detalles y otros más le llevaban a concluir que se trataba “de
una esfera muy bien conservada de un reloj mecánico”.
Pero,
los relojes mecánicos con esfera exterior se introdujeron tardíamente en
nuestra zona y únicamente en edificios públicos. Por ello, resultaba
sorprendente que en una casa relativamente modesta hubiera existido uno de este
tipo.
Pedro
Domínguez ha estado estos días investigando en Magallón y, según le ha
confirmado D. José Ángel Urzaiz, hijo de los anteriores propietarios del
edificio, nunca dispuso de maquinaria y era considerado como un motivo decorativo
de la fachada, ciertamente singular.
Pero
del orificio que aparece en el centro de la esfera, con un diámetro de unos 12
milímetros y una profundidad de 150, parece que, en algún momento, partían las
agujas.
No deja de ser
sorprendente, por lo tanto, una esfera cuidadosamente realizada y con agujas,
pero sin maquinaria capaz de moverlas. La explicación para este pequeño
misterio puede encontrarse en lo que, por el momento, no dejar de ser una
“leyenda urbana”. Al parecer, un antiguo propietario del edificio mandó
construirlo para que quedara fija la hora de su muerte. Lo transcribimos aquí
tal como nos lo han relatado, sin que podamos certificar su veracidad, aunque
seguimos intentando encontrar respuesta a los interrogantes planteados por esta
curiosa obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario