martes, 29 de diciembre de 2015

Belén viviente de Ambel



            Hace muchos años cuando, por vez primera, tuvimos la oportunidad de contemplar el Entierro de Cristo en Ambel, nos llamó la atención el silencio y el recogimiento que rodeaban la representación de esa ceremonia. Algo parecido nos ocurrió en la noche del pasado 24 de diciembre cuando nos desplazamos hasta allí, para ver el Belén viviente que se instala ese día en plaza de San Miguel, bajo la fachada de la iglesia parroquial y junto a la casa conventual de la Orden de San Juan de Jerusalén.

            Más de 30 personas participando en la recreación del belén y la práctica totalidad de los vecinos de Ambel contemplándolo en una noche “clara” y con buena temperatura, constituía un espectáculo maravilloso, dentro de su sencillez, que nos retrotraía a aquel primer belén que San Francisco creó, en la Nochebuena de 1223, en una cueva próxima a la ermita de Greccio. Lamentablemente, nuestra cámara no funcionó, por falta de previsión, y ha sido Paula Trívez la que ha tenido que remitirnos las imágenes que ilustran este comentario, realizadas por Carlos Sanjuán y Esther Calahorra, a quienes agradecemos su colaboración.





            Este belén surgió en 1982, por iniciativa de la Asociación Cultural Ramón J. Sender  y, tras unos años en los que dejó de representarse, el Ayuntamiento de Ambel decidió recuperarlo, introduciendo mejoras cada año.



            El belén se articula con varias escenas en torno al portal. Así pueden verse las lavanderas junto al río; el pozo donde un grupo de mujeres  extrae el agua; los pastores en torno al fuego; las olivareras recogiendo el fruto de los olivos y hasta una castañera asando castañas.



            Con una adecuada ambientación musical, se va narrando la historia del Nacimiento de Jesús, desde el momento en el que se ordena efectuar el censo. El romano es uno de los alabarderos que, con voz firme, rechaza las objeciones de las mujeres del pozo. Aparecen después en escena, María y José en busca de posada, siendo rechazados bruscamente en la instalada en uno de los edificios de la plaza. Buscan acogida en el portal situado en uno de los ángulos de la misma que, por cierto, fue construido el pasado año. 



            Un grupo de ángeles se encargan de anunciar a los pastores la noticia de la Natividad y, a partir de entonces, cada uno de los grupos se irá acercando al portal llevando sus ofrendas al Niño.




            Pastores, lavanderas, aguadoras y agricultoras van llevando el fruto de su trabajo, sin que falten los pequeños corderos y hasta las castañas de la “anciana” castañera que estuvo interpretada por Cristina Herranz.





            Al final, todos posaron junto al portal y, seguidamente pudo adorarse al Niño, realizándose una colecta, entregando la cantidad recogida a Cáritas. 



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