lunes, 7 de diciembre de 2015

Detalles del belén de la Concepción


            En su origen, los belenes se centraban en la representación del Misterio del Nacimiento del Niño Dios, aunque poco a poco se les fueron añadiendo una serie de personajes y escenas que fueron configurando y dando forma a los belenes que se instalan en nuestros días. Algunos de ellos con evidentes anacronismos y otros, como es el caso de este belén de la Concepción de Borja, con mucho más rigor, aunque utilice en su escenografía elementos de nuestra ciudad que, año tras año, se van mejorando e incrementando.






            Así, en esta ocasión, se ha reproducido la antigua parroquia de San Bartolomé, con gran minuciosidad, con los danzantes en la puerta del templo, vistiendo el traje tradicional con el que iniciaron las representaciones en el siglo XIX. Un traje que nunca debió perderse, con pantalón y camisa blanca, faja roja a la cintura y pañuelo al cuello, tocando la cabeza con otro anudado en rodete. No falta el mayoral y el rabadán e incluso el cordero que se sorteaba para sufragar los gastos del dance. En el interior de la iglesia, en su estado actual, se puede ver la escena de la Anunciación.




            Este año se está celebrando el L aniversario de la Coral “Vientos del Pueblo” y los responsables del belén han querido dedicarles un homenaje, con los miembros de la misma actuando en la plaza del Mercado.



            También nos ha sorprendido la reproducción de la puerta de Zaragoza, el popular “arco de la Carrera”, por el que pasan los Reyes Magos en su camino hacia el portal. Nos han comentado el proyecto de representar también el contiguo palacio de los González de Castejón, un edificio muy bonito que suele pasar desapercibido, a pesar de encontrarse en la entrada de la ciudad.




            El río es, por supuesto, el Huecha y allí podemos ver la presa de los Escalerones, recientemente redescubierta tras la limpieza efectuada en el cauce. Atrás puede verse el antiguo lavadero de Borja. 




            Y presidiendo todo el castillo y el Moncayo al fondo, con los montes más cercanos muy bien trabajados. Podríamos citar muchos otros detalles pero lo mejor es visitar el belén pues merece la pena.




            Disfrutar así con los puestos de los mercaderes, las pequeñas industrias artesanas, el molino, los ganados, las acequias, los huertos con sus productos y otros muchos detalles reproducidos con mimo y cuidado.

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