lunes, 30 de septiembre de 2024

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         En noviembre del pasado año dimos cuenta de la recepción del primer volumen de la obra La arquitectura medieval cristiana de Zaragoza. Orígenes y particularidades de la arquitectura gótica regional, de la que es autor el Dr. Arquitecto y Académico D. Ricardo Usón García. Ahora, la Institución “Fernando el Católico nos ha remitido otros dos volúmenes de este magno trabajo, de gran interés.

         En el segundo de ellos, correspondiente a la cuarta y quinta parte del conjunto, se analizan cuatro parroquias y santuarios, extramuros de la ciudad: San Pablo, San Miguel de los Navarros, San Martín de la Aljafería y Nuestra Señora del Portillo. En el caso de San Pablo se señala que su ubicación corresponde a un ensanche medieval del primitivo casco urbano.

         La parte quinta de la obra está dedicada a los conventos y monasterios situados intramuros, en concreto San Juan de los Panetes, San Antonio Abad, Santa María del Temple y San Nicolás y el Santo Sepulcro. De ellos sólo subsisten San Juan de los Panetes y San Nicolás, con el convento anexo del Santo Sepulcro.

         El convento de la orden antoniana y el complejo de Santa María del Temple fueron derribados y, en este último caso se perdió, como señala el autor, “uno de los ejemplares más singulares de la arquitectura cristiana medieval de Occidente”. 

 

         En el tercer volumen se analizan siete conventos y monasterios que estuvieron situados extramuros: Santo Domingo, San Agustín, San Francisco, San Lázaro, el Carmen, Santa Catalina y Santa Inés.

         Los conventos masculinos, que ya habían sufrido las consecuencias de la Guerra de la Independencia, quedaron abandonados tras la Desamortización. Sólo nos han llegado algunos restos de los de Santo Domingo y San Agustín. El del Carmen, reconvertido en cuartel, terminó siendo demolido.

         En cuanto a los femeninos, el interesante convento de Santa Catalina, con elementos arquitectónicos de gran belleza, fue objeto de los embates del nuevo urbanismo zaragozano, mientras que de Santa Inés desapareció por completo en el siglo XX, aunque la presencia de las religiosas dominicas sigue viva en el colegio que fue edificado sobre su solar.

         El volumen incluye un apartado dedicado a conclusiones y el último capítulo sobre “La tipología gótica regional”, con referencia a diversos templos aragoneses, entre ellos la colegiata de Santa María de Borja, con una foto de ella, constituye el mejor remate para esta obra que se ha convertido en un hito para el conocimiento de la arquitectura medieval de Aragón, cuya consulta será ya imprescindible.


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