sábado, 7 de septiembre de 2024

Preocupación por el Patrimonio

 

         La “Tira de Supermaño” que cada día inserta Alberto Calvo en Heraldo de Aragón, hacía referencia ayer al abandono de nuestros cascos históricos y, por consiguiente, a la destrucción de nuestro Patrimonio, un problema generalizado que se acrecienta día a día.

 

         El Patrimonio constituye la seña de identidad de cualquier localidad, de manera que su pérdida representa algo irrecuperable y conduce, en el mejor de los casos, a igualarnos a todos en la vulgaridad.

 

         La falta de planes específicos y de inversiones adecuadas ha conducido a la ruina de muchos edificios que constituían la trama urbana de esos espacios. La solución de derribarlos “para evitar peligros” sólo conduce a convertir nuestras localidades en un inmenso solar.

 

         Pero, además, esos derribos se realizan, en la mayoría de las ocasiones, sin un imprescindible estudio arqueológico e histórico, de manera que en ellos desaparecen elementos de interés. En su momento, llamamos la atención sobre las ménsulas aparecidas en la calle San Juan Baja y, en este caso, mostramos una imagen de la calle de San Bartolomé en la que ha quedado al descubierto un gran arco rebajado que nos ha sorprendido por sus dimensiones.

 

         Esa falta de cuidado se pone de manifiesto en detalles tales como la existencia de tendidos eléctricos provenientes de edificios históricos, que sirven para alimentar el alumbrado público de espacios próximos.

         Aunque, en algunas localidades, existen desgravaciones en la concesión de licencias para la rehabilitación de edificios ubicados en los cascos históricos, no son suficientes para despertar el interés de sus propietarios que, en muchos casos, prefieren abandonarlos. Por ello, consideramos necesarios arbitrar otros procedimientos en forma de subvenciones o mediante la iniciativa pública, antes de que sea demasiado tarde ¿O ya lo es?


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