Hoy se cumplen 108 años del nacimiento en Ainzón de D. Anastasio Navarro Aranda. Era hijo de Fermín Navarro, agricultor de profesión, y de su primera esposa Leonor Aranda que falleció cuando el niño contaba cuatro años de edad.
Fue
enviado al Seminario Menor de la diócesis de Zaragoza que entonces estaba
ubicado en Belchite, donde destacó por su capacidad intelectual que le permitió
obtener unas calificaciones excelentes y adquirir una sólida formación
humanística.
Al
proclamarse la II República, su padre le obligó a abandonar el seminario y
regresar a Ainzón, para colaborar en las faenas agrícolas. Pero, D. Francisco
Zalaya, otro destacado ainzonero que era funcionario de Correos, se percató de
la valía del muchacho y convenció al padre para que le diera la oportunidad de
optar a una plaza de la Administración Civil del Estado. Y, no sólo eso, sino
que lo preparó en su casa para las oposiciones de ingreso en el Cuerpo Técnico
de Estadísticos del Estado que acaba de crearse, logrando obtener plaza. No es
de extrañar, por lo tanto, que D. Anastasio lo considerara siempre como su
“padre intelectual”.
Destinado en Orense y posteriormente en Tarragona, su carrera quedó interrumpida por el inicio de la guerra civil. Al finalizar el conflicto fue creado el Instituto Nacional de Estadística y preparó su ingreso en el Cuerpo de Estadísticos Facultativos. Ingresó en 1945, tras una dura oposición en la que tuvo que competir con jóvenes de la primera promoción de Licenciados en Ciencias Económicas.
Destinado
en los ministerios de Industria y Comercio, tuvo que viajar por diferentes
países, por lo que estudió inglés por su cuenta, una indudable proeza en
aquellos años. También desempeñó durante un corto período el cargo de
Gobernador Civil de Orense. En 1961, pidió la excedencia voluntaria en su
Cuerpo, para dedicarse a la actividad privada, pero regresó al servicio activo.
Acaba de crearse el Ministerio de Información y Turismo y le encomendaron la
plaza de Delegado del Instituto Nacional de Estadística, desde el que supervisó
el espectacular crecimiento del turismo exterior en aquellos años. Su
experiencia sirvió para que fuera enviado a Ecuador y Perú con el fin de
organizar y diseñar modelos estadísticos similares. Al desaparecer, en 1972, el
Ministerio de Información y Turismo, que pasó a ser sede del Ministerio de
Defensa, siguió trabajando en el de Cultura hasta su jubilación en 1984.
Fue un
gran amante de Aragón y, de manera especial, de su villa natal. El deseo de
mantener viva la unión entre los aragoneses residentes en Madrid le llevó a
crear la Peña “Moncayo”, de la que fue secretario durante muchos años. A ella
pertenecieron destacadas personalidades de los más diversos ámbitos. Entre
ellas se encontraba otro relevante hijo de Ainzón, el escritor Alfredo Mañas
quien, para destacar la inteligencia de su paisano, relataba una anécdota que
se hizo famosa: “Fíjate si será listo Anastasio que, siendo un jovenzano, le
preguntaron en Ainzón por el resultado de unas elecciones, a lo que respondió,
sin inmutarse: Ha ocurrido algo increíble. Teníamos
que ganar las derechas y, al final, hemos
ganado las izquierdas”.
Estaba en posesión de la encomienda de la Orden Civil
de Alfonso X el Sabio y de la Medalla de Bronce de la Orden del Mérito
Turístico, ambas otorgadas en 1965.
Casado
con Dª Pilar González Muñoz y padre de dos hijos y dos hijas, falleció el 13 de
julio de 1992 en Playa de San Juan (Alicante), durante sus vacaciones
estivales. Sus restos reposan en Ainzón, pues quiso ser enterrado en la tierra
que le vio nacer.
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