El 16 de abril de 1854 nació en Borja uno de sus hijos más ilustres, el cardenal D. Vicente Casanova y Marzol. Comoquiera que de su figura nos hemos ocupado en diversas ocasiones, sintetizaremos hoy los rasgos más sobresalientes de su biografía.
Cursó la carrera
eclesiástica en el seminario de Zaragoza, tuvo que interrumpir sus estudios a
causa de la guerra carlista en la que tomó parte, llegando a alcanzar el grado
de capitán en las filas del pretendiente. Al finalizar el conflicto completó su
formación en el seminario de Madrid y se licenció en Teología en Valencia.
Fue ordenado sacerdote en
1881 y ejerció su ministerio pastoral en Maluenda, Alfaro y la parroquia del
Buen Consejo de Madrid. El 25 de marzo de 1908 fue consagrado Obispo de
Almería, siendo promovido a la sede metropolitana de Granada en 1921 y creado
Cardenal por Pío XI en 1925. Falleció en Zaragoza el 23 de octubre de 1930,
cuando se encontraba participando en el III Congreso Catequético Nacional.
Mantuvo
siempre una estrecha relación con su ciudad natal, donde pasaba las temporadas
de verano, entre el cariño de sus paisanos que le dispensaron múltiples
reconocimientos, como el nombramiento de “Hijo Predilecto de Borja”, o la
donación del pectoral y el anillo episcopal que, a su muerte, legó a la Virgen
de la Peana junto con el báculo que le habían regalados los párrocos de la
capital de España.
También dieron su nombre a la plaza en la que nació (en una casa ahora en venta), aunque en 1992, la corporación municipal que presidía D. Lorenzo Nogués Arrondo tomó el acuerdo de eliminarlo del callejero borjano, junto con mosén Pepe y D. Pablo Pérez Montorio, dos queridos sacerdotes, nacidos en Borja.
En el
Museo de la Colegiata se muestra el escudo que existía en la fachada de la casa
que mandó construir para pasar allí sus vacaciones veraniegas. Casa modesta
que, no hace demasiado tiempo, fue vendida por una rama de sus herederos y
demolida para construir un bloque de viviendas en la calle Camacho.
Para
perpetuar su memoria, otra sobrina suya encargó un busto suyo de bronce al
escultor Carlos Arrabal, que fue instalado en uno de los patios de la Casa de
Aguilar, a la espera de su traslado a otra ubicación.
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