sábado, 10 de noviembre de 2012

Hallazgo de una pintura mural con las armas de un comendador de Añón




            El castillo de Añón es, sin duda, uno de los castillos mejor conservados de la zona. Fue edificado en el siglo XIII, probablemente en torno a un torreón preexistente. Perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén hasta el siglo XIX y fue sede la encomienda de Añón-Talamantes. Fue declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón por Orden de 17 de abril de 2006.  





            Edificado en mampostería, con sillares en sus esquinas, es de planta cuadrangular, con torreones rectangulares en sus extremos, más otro situado en el muro norte que cobija a la puerta de entrada. Tiene esta una disposición en ángulo diseñada para facilitar la defensa.





Tras atravesar el arco de medio punto de la segunda puerta que todavía conserva las gorroneras y el hueco para la tranca o viga de madera que la reforzaba, se accede a un espacio cuadrangular en el que, formando ángulo recto con la anterior, se abre otra también de medio punto, seguido de otro rebajado, desde el que se accede al gran patio de armas por medio de un magnífico arco apuntado de sillares bien trabajados.





En la actualidad el edificio está dividido en viviendas pertenecientes a varios propietarios. Una de ellas ha sido adaptada como alojamiento rural y en las obras de rehabilitación se encontró una pintura mural con las armas que reproducimos, las cuales revisten especial interés por corresponder a las de un comendador, como queda patente por llevar en jefe la cruz recta o “cruz de Estado” de la Orden (de plata sobre gules).
El Dr. D. Félix Martínez Llorente, Profesor Titular de Historia del Derecho de la Universidad de Valladolid que, no sin dificultades, las ha identificado como pertenecientes a D. Jerónimo Sanz de la Llosa, comendador de Añón-Talamantes en torno a 1660.
D. Jerónimo Sanz de la Llosa era sobrino de Francisco Joaquín Sanz (1581-1630), Señor de Benemejís. Procedía de una rama de los Sanz de la Llosa, linaje afincado en el reino de Valencia, cuyos principales llegaron a ser barones de Cotes, señores del castillo de Chirel y de los lugares de Benasáu, Benemejís, Señera, Ayacor y Agost.  En 1762, Carlos III creó el marquesado de Benemejís de Sistallo en la persona de Dª. María Ana de Tárrega Sanz de la Llosa y Roca de Malferit, señora de Benemejís. El 7 de diciembre de 1816  se le concedió la Grandeza de España. Toda la familia estuvo muy vinculada a la Orden de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.
En opinión del Prof. Martínez Llorente estamos ante un escudo cuartelado en el que se repite el 1º y el 4º cuartel. Sin duda, se trata de las armas personales del comendador.
El león rampante sosteniendo un vuelo corresponde al linaje principal del propietario. De hecho, los Sanz valencianos portan en su escudo un vuelo (un ala).
Las cinco panelas puestas en sotuer podrían corresponder a los Roig, mientras que el escudo fajado de seis piezas, tres de plata y tres de gules, las de plata cargadas cada una con un armiño pasante de sable, corresponde al linaje Barber o Barberá, también valenciano.





            Tras el hallazgo, la pintura fue restaurada por el pintor uruguayo Milton da Luz que ya ha realizado otros trabajos en esa zona. En torno a la misma dispuso la composición que aparece en la fotografía en la que aparece Añón, recortándose en el Moncayo y la Virgen del Rosario, patrona de la localidad.

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