Santa
Inés
(siglo IV). Nacida en Roma hacia el año 291, en el seno de una noble familia,
es una de las mártires más veneradas de la Cristiandad. De gran belleza, tuvo
numerosos pretendientes a los que rechazó por mantenerse virgen. Uno de ellos
era el hijo del prefecto de Roma que, conocedor de su condición de cristiana,
la denunció. Al negarse a abjurar de su fe, fue condenada a ser encerrada en un
prostíbulo, sobreviviendo al riesgo inherente a esa circunstancia, por lo que
fue ejecutada cuando, probablemente, no había cumplido los 15 años. Se la
representa con un cordero, en alusión a su nombre “agnus”.
San
Publio de Atenas (siglo II). Lo único que se conoce de
su vida es que fue obispo de Atenas y mártir, sin que sea posible establecer
con precisión la época en que vivió, aunque algunos han querido identificarlo
con el segundo prelado que ocupó esa sede.
San
Patroclo (siglo IV). Nacido en Troyes, lo único que se
conoce de su vida es que fue martirizado durante la persecución de Valeriano,
el año 309. Arrojado al río Sena, logró sobrevivir, siendo finalmente
decapitado.
San
Epifanio de Pavia (siglo V). Nacido en Pavía (Italia) el
año 439, perteneció a una familia noble. Cursó la carrera eclesiástica, siendo
ordenado sacerdote a los 20 años. Colaboró con el obispo de su ciudad natal, al
que al morir sucedió, cuando aún no contaba 30 años de edad. Llegó a gozar de
un gran prestigio, actuando como mediador entre los últimos emperadores y
ostrogodos y visigodos. Murió en Pavía el 21 de enero 498, siendo venerado como
Santo desde el primer momento.
San
Meinrado (siglo IX). Nacido en Rottenburg am Neckar (Alemania), en el seno de
una familia de campesinos, profesó en el monasterio benedictino de Reichenau,
cerca del lago Constanza, donde fue ordenado presbítero. Sin embargo, hacia el
año 830, decidió retirarse para vivir como un ermitaño, logrando despertar la
admiración de las gentes por su santidad. Por ello, buscó un lugar aún más
apartado, estableciéndose en un bosque cercano a Einsiedeln, donde vivió unos
25 años y falleció el 21 de enero de 861.Según algunas fuentes fue asesinado
por unos desalmados, con intención de robarle, logrando identificar las
autoridades a los criminales con la ayuda de dos cuervos.
San
Zacarías (siglo X). Apellidado el “angélico” fue uno de los
monjes que vivieron como eremitas en los diversos monasterios edificados en el
monte Mercurio, en la región italiana de la Basilicata, entonces lugar apartado
y de difícil acceso. No se conocen otros
datos sino la época de su fallecimiento, en torno al año 950 y la fama de
santidad que alcanzó.
Beatos
Eduardo Stransham y Nicolás Wheeler (siglo XVI). Eduardo
Stransham había nacido en Oxford el año 1554. Tras cursar estudios en el St John's College, fue ordenado sacerdote en
Francia, regresando a Inglaterra en momentos en los que los católicos sufrían
terrible persecución. Nicholas Wheeler, había nacido en Leominster, en 1550, y
también fue ordenado sacerdote en Francia, viajando a Inglaterra en compañía
del anterior, con el que fue detenido y posteriormente ahorcados y
descuartizados en Tyburn, acusados de traición, por el hecho de ser sacerdotes.
Fueron beatificados, con otros muchos mártires ingleses por San Juan Pablo II
en 1887.
San
Albano Roe y beato Tomás Green (siglo XVII). Otros
dos mártires ingleses, aunque de época posterior, son San Albano Roe y el beato
Tomás Reynolds, también conocido como Tomás Green. El primer de ellos había
nacido en Suffolk, en 1585, en una familia protestante. Tras estudiar en
Cambridge se convirtió al catolicismo y marchó a Francia para cursas los
estudios eclesiásticos en el Colegio Inglés de Douai. Posteriormente, profesó
como monje benedictino en Dieuleward, donde fue ordenado sacerdote. Regresó a
Inglaterra, pero fue pronto detenido y, tras permanecer cinco años en prisión,
fue puesto en libertad, en 1623, por intervención del embajador de España.
Volvió a ejercer su ministerio pastoral en la clandestinidad, siendo nuevamente
detenido y volvió a ser liberado. Sin embargo, algún tiempo después fue
arrestado y condenado a muerte.
Thomas Reynolds había nacido en Oxford y estudió en
Francia y España, regresando a Inglaterra, donde al ser descubierto fue
expulsado. Comoquiera que algún tiempo después regresó, fue detenido en 1628 y,
tras un largo cautiverio de quince años, fue condenado a muerte, junto con el
anterior, siendo ahorcados y descuartizados en Tyburn el 21 de enero de 1642.
Thomas Green tenía, en el momento de su muerte 80 años. Fue beatificado por Pío
XI en 1929, junto con su compañero, aunque este último terminó siendo
canonizado por Pablo VI en 1970.
Beata
Josefa María de Santa Inés (siglo XVII). También conocida
como Inés de Benigànim, en alusión al lugar de su nacimiento, en la provincia
de Valencia, donde vino al mundo el 9 de febrero de 1625. Al cumplir los 18
años ingresó en el convento que las Agustinas Descalzas tenían en esa
localidad. Allí emitió los votos
perpetuos el 27 de agosto de 1645, falleciendo a los 71 años, el 21 de enero de
1696, tras una vida santa en el interior de claustro. Fue beatificada por León
XIII en 1888.
Beatos
Juan Bautista Turpín du Comier y trece compañeros
(siglo XVIII). El 21 de enero de 1794, fueron guillotinados en Laval (Francia)
14 sacerdotes, conocidos como los mártires de Laval. Su ejecución se enmarca en
la represión que siguió a la sublevación de la Vendée, que dio lugar a
numerosos mártires. Juan Bautista Turpín era Doctor en Teología y párroco en
Laval. Los nombres de sus compañeros eran Juan Maria Gallot, José Pellé, Renato
Luis Ambroise, Julián Francisco Morvin de la Gérardière, Francisco Duchesne,
Jacobo André, Andrés Duliou, Luis Gastineau, Francisco Migoret Lambardière,
Julián Moulé, Agustín Manuel Philippot y Pedro Thomas, todos ellos sacerdotes,
a los que se unió el franciscano fray beatos Juan Bautista Triquerie. Fueron
beatificados por el Papa Pío XII el 19 de junio de 1955.
San
Juan Yi Yun-il (siglo XIX). Nacido en Hongju (Corea)
en 1823, fue víctima de la última persecución desatada contra los cristianos
coreanos. Estaba casado y desempeñaba la función de catequista con gran
dedicación. Fue detenido por ser cristiano y sometido a duros tormentos hasta
ser decapitado en Tai Kon el 21 de enero de 1867. Fue beatificado por el beato
Pablo VI en 1968 y canonizado por San Juan Pablo II en 1984, durante su visita
apostólica a Seul.
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