El 14 de abril de 1666
fue bautizado en la iglesia parroquial de Ainzón D. Juan Sebastián Blasco y Ximénez. Era hijo de Diego Jerónimo
Blasco, natural de El Pozuelo y de Isabel Ximénez, de Ainzón. Los Blasco eran
una familia originaria de Tauste que llegaron a nuestra comarca a causa de un
trágico enfrentamiento que tuvieron con
la familia Longares, en Tauste, en el que resultó muerto Miguel Blasco y de
Ahé. Su hermano Pascual huyó y se estableció en Magallón, dando origen a esta
rama extendida por varias localidades de la comarca borjana. Juan Sebastián
Blasco y Ximénez cursó la carrera de Medicina y ejerció la profesión en Angües,
donde se casó, y posteriormente en Alquézar. Diversos miembros de la familia
Blasco probaron su infanzonía a lo largo del siglo XIII.
El 14
de abril de 1680 nació en Tabuenca D.
Felipe Aznar Martínez, en el seno de una familia de infanzones. A los tres
años murió su madre Dª Francisca Martínez Sanjuán, y su padre D. Raimundo Aznar
Cuartero contrajo nuevo matrimonio seis años después con Dª Gracia Cuartero
Ejea. Felipe se casó en 1770 con Dª
María Rosa Sanjuán, cinco años mayor que él, con la que tuvo siete hijos, uno
de los cuales fue agustino descalzo. Durante la Guerra de Sucesión fue
perseguido a consecuencia de su postura favorable a los intereses de Felipe V,
cuando los austracistas atacaron la comarca en 1706. Dos años después fue
nombrado Capitán y posteriormente Regidor de la villa de Tabuenca. En 1718, la
Real Audiencia lo designó Capitán para la persecución de quienes fabricaban
moneda falsa. Durante un viaje a Madrid le sobrevino la muerte el 6 de octubre
de 1721, cuando solo tenía 41 años. Su hijo Felipe mandó pintar el retrato que
reproducimos que llegó a poder del ilustre historiador del Arte, D. José Camón
Aznar, descendiente del personaje, el cual se exhibe ahora en el Museo de la
capital aragonesa que, hasta hace muy poco, llevaba su nombre.
El 14 de abril de 1893
nació en Chércoles (Soria) D. Federico
Bordejé Garcés. Su padre era miembro de la Guardia Civil y pasó destinado a
Borja, donde transcurrió toda la infancia de D. Federico, en la que dio
muestras se su despierta inteligencia, siendo elegido para recitar las poesías
de salutación que entonces se ofrecían a los personajes destacados que
visitaban la ciudad, como el Presidente del Gobierno D. Segismundo Moret o el
general Polavieja.
A los
16 años aprobó brillantemente las oposiciones de ingreso en el Cuerpo de
Correos, al que perteneció toda su vida, viajando como responsable de la valija
diplomática por toda Europa.
Especialmente
interesando por el Patrimonio Cultural, fueron frecuentes sus colaboraciones en
los periódicos borjanos, publicadas con el seudónimo de “Pedro de Atarés”,
resaltando la importancia de los monumentos locales. También colaboró con otros
medios de difusión como El Noticiero
de Zaragoza, La Época de Madrid o las
revistas Aragón y Blanco y Negro.
En
1920 mandó construir una casa en el Santuario de Misericordia, donde pasa la
temporada estival, recorriendo distintas localidades, fotografiando los
aspectos más destacados o dibujándolos en unos cuidadosos cuadernos de campo
que se conservan en nuestro Centro. Allí le sorprendió la Guerra Civil, en el transcurso
de la cual fue saqueada su casa de Madrid, perdiendo su biblioteca y todas sus
colecciones que, sin embargo, fue reconstruyendo con empeño y tesón. En 1951,
junto con el marqués de Sales, fundó la Asociación Española de Amigos de los
Castillos en la que desarrolló una gran labor, como experto que era en
poliorcética. Tenía el carnet nº 1 y fue distinguido con la Medalla de Oro.
Ahora, sus libros se conservan en esa asociación, cuya biblioteca lleva su
nombre.
Federico
Bordejé fue un hombre singular, prototipo del hidalgo español que, desde la
distancia, profesó un apasionado amor a Borja, viajando siempre con tierra de
nuestra ciudad en un pequeño saquete, aunque no pudo lograr su sueño de
reposar, como él quería “a la sombra de su castillo que modeló mi carácter y
despertó en mí, unas vocaciones y sentimientos que iluminaron mi vida”. Una
vida fiel a su lema de “Sentir, servir y sufrir”. Falleció en Tolosa el 25 de
abril de 1978, pero su recuerdo permanece vivo entre todos los que le
conocimos, en quienes supo despertar un cariño especial hacia nuestro
patrimonio, reforzado con la lectura de las obras que escribió.
El 14
de abril de 1912 nació en Tabuenca D.
Dionisio Cruz Gascón que a los trece años marchó a Zaragoza para trabajar
como aprendiz en una farmacia. En 1928 se afilió al Sindicato Independiente de
Trabajadores de Farmacia y, en 1930, al PSOE. Fue llamado a filas durante la
Guerra Civil y enviado al frente de Huesca, donde se pasó a la zona
republicana, ingresando en el Cuerpo de Comisarios Políticos, siendo destinado
a la 64 Brigada Mixta. En 1939 huyó a Francia y, tras varios intentos fallidos,
con la ayuda de Pablo Neruda embarcó en el buque de carga Winnipeng, con otros dos mil exiliados, llegando a Chile en
condiciones muy penosas. Allí volvió a trabajar en una farmacia hasta que, en
1940, contrajo matrimonio con Pilar Bueno, propietaria de un pequeño taller de
tejidos de punto, aprendiendo todo lo relacionado con ese sector, hasta
convertirse en un destacado industrial y Presidente del club de fútbol Unión Española de Santiago de Chile. En
1952 efectuó su primer viaje a España, al que siguieron otros, hasta que se
estableció definitivamente en Zaragoza. Al inicio de la nueva etapa democrática
se reincorporó al PSOE, siendo elegido Presidente del Partido en Aragón, aunque
abandonó la militancia en señal de descontento con el pacto suscrito entre
socialistas y comunistas en el ayuntamiento de la capital aragonesa. Cuando
falleció, en torno a 1990, legó una importante suma de dinero para restaurar la
iglesia parroquial de Tabuenca.
El 14 de abril de 1915
nació en Borja D. Pedro Pasamar
Gutiérrez. Era hermano del pintor D. José Pasamar. Combatiente en la Guerra
Civil, fue acusado de intentar pasar al bando republicano, por lo que fue
condenado en un Consejo de Guerra. Tras ser indultado, vivió durante un corto
período de tiempo en Borja, marchando después a Las Palmas de Gran Canaria,
donde en colaboración con D. Patricio Blanc, creó una pequeña industria de
colas y gelatinas. En 1948 decidió marchar a América y, en compañía de otras
personas afines a su ideología, adquirieron un viejo yate con el que llegaron a
Venezuela. Sin embargo, fue extraditado a España, pudiendo superar los
problemas mercede a las gestiones de D. Enrique Mariscal de Gante que
desempeñaba el cargo de Director General de Justicia, al que se hermano estaba
retratando en esos momentos. Su afán aventurero le impulsó de nuevo a cruzar el
Atlántico, a bordo de un barco sueco, estableciéndose en Perú, llegando a
amasar una importante fortuna. Creó en Lima el “Banco del Progreso” en una
calle a la que dio el nombre de “Pasaje Borja”. Los avatares por los que
atravesó aquel país mudaron su suerte y llegó a vivir de su reducida pensión.
Fue también músico y en el Centro de Estudios Borjanos se conservan algunas
composiciones suyas editadas en Lima.
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