Tras
más de cuatro meses de obras durante los cuales fue acondicionado un espacio de
la antigua Casa Sindical, para albergar en precario los servicios de Correos,
ayer fue reabierta la restaurada oficina. Esperábamos con ilusión este hecho,
dadas las molestias que hemos tenido que soportar los que, necesariamente,
debemos acudir cada día a retirar los efectos de los apartados postales que,
durante este largo período, estaban colocados sobre unos contenedores de
plástico.
Nuestra
desilusión ha sido grande, al constatar que se abre sin reunir las condiciones
precisas. Concretamente, todavía no se han instalado los cajetines de los
apartados y teniendo que suplir el celo de los empleados los problemas que
seguían planteando los sistemas informáticos. Al margen de ello, y como meros
usuarios, el resultado final es sencillamente feo y con menos espacio de mostrador
para la atención al público, echando en falta una simple mesa, aparador o balda
en la que poder cumplimentar un impreso. Es posible que cuando acaben las obras
la situación mejore pero, desde luego, para ese viaje no hacían falta alforjas
o, al menos, tantas molestias como las padecidas durante este invierno.
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