El 16
de junio de 1667 nació en Tabuenca Miguel Sancho Mareca. Era el menor de
los seis hijos de una destacada familia de la localidad. A los dos meses de
edad perdió a su padre, como consecuencia de un trágico accidente que
conmocionó a la población ya que, encontrándose en el interior de la iglesia
parroquial, fue alcanzado por un rayo, muriendo al instante. Su madre contrajo
nuevas nupcias, pero falleció cuando el pequeño aún no había cumplido los cinco
años. A edad muy temprana fue enviado a estudiar al Colegio de Aragón de la
Universidad de Alcalá de Henares, donde contrajo una enfermedad que le obligó a
regresar a Tabuenca y allí murió el 12 de marzo de 1680, a los doce años de
edad. A pesar de su corta vida, destacó por su inteligencia y cualidades, por
lo que mandaron pintar el retrato que se conserva en la iglesia parroquial, en
el que aparece representado con el traje de colegial y la beca al pecho. En la
cartela que figura al pie se le adjudica el grado de Licenciado que no llegó a
obtener y se afirma que la muerte marchitó “las buenas esperanzas que de él se
habían concebido”.
El 16
de junio de 1708, el rey Felipe V firmó en Madrid las Reales Cédulas por las
que se concedía a Borja diversos privilegios, entre ellos los títulos de “Leal”
y “Fidelísima”, así como el uso de la flor de lis y el león en sus armas, junto
con la leyenda “Saqueada por ser siempre fidelísima”. Todo ello como recompensa
por la decidida posición adoptada por nuestra ciudad a favor de la causa
borbónica, durante la Guerra de Sucesión, lo que provocó el asalto y saqueo de
la población, por parte de las tropas austracistas.
El 16
de junio de 1759 es autorizado a viajar a América Ventura Espeleta, natural de Magallón, formando parte del séquito
de D. Manuel Azlor y Urriés, que había sido Gobernador de Santo Domingo, cargo
que desempeñó hasta 1771. Posteriormente, fue nombrado Virrey de Navarra,
estando destinado en Pamplona ocho años. Hay que recordar que fue el padre de
la condesa de Bureta.
El 16 de junio de 1921
nació en Borja D. Alfredo de Ojeda y
Nogués. Cursó los estudios de Derecho en la Universidad de Zaragoza, en la
que se graduó como Licenciado con la calificación de “Sobresaliente” y, más
tarde, ejerció como Profesor Adjunto de Derecho Romano. Ingresó en la Escala de
Intérpretes del Cuerpo Especial de Información y Turismo y, más tarde, en el
Cuerpo Superior de Técnicos de la Administración Civil del Estado. Estuvo
destinado en la Oficina Española de Información al Turismo en Roma,
desempeñando la Jefatura de la misma, entre 1950 y 1963. Durante esos años fue
Agregado de la Embajada de España en la capital italiana, como Consejero de
Información. En 1963 fue nombrado miembro de la delegación española que tomó
parte en la Conferencia de Turismo, celebrada en Roma bajo los auspicios de la
Naciones Unidas. Cuando regresó a España fue una de las personas que
participaron en la puesta en marcha del Ministerio de Información y Turismo, en
el que desempeñó puestos de gran relevancia. Tras la desaparición de dicho
ministerio, pasó al de Comercio y Turismo, como Director de Programas de la
Secretaría de Estado de Turismo, desempeñando simultáneamente el cargo de
Secretario Gestor de la Comisión Internacional de Turismo. Estaba en posesión de
la Encomienda de Número de la Orden del Mérito Civil, de la Encomienda al
Mérito de la República de Italia, de la Encomienda Ordinaria al Mérito Civil y
de la Medalla de Plata al Mérito Turístico. Miembro de la Institución “Fernando
el Católico”, estuvo muy vinculado a su ciudad natal, dedicando los últimos
años de su vida, junto con su esposa Dª. Gloria Villarroya Palomar, a la
rehabilitación de la casa familiar, en la calle de San Francisco. Falleció en
Madrid el 10 de marzo de 1991 y sus restos reposan en el cementerio de Borja.
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