Nuevo número de El Eco del Isuela

         Acabamos de recibir el nº 51 de El Eco del Isuela, el Boletín Informativo que la Asociación Cultural “Amigos de la Villa de Calcena” viene publicando con regularidad, ofreciendo numerosas noticias de las actividades desarrolladas en esa localidad, junto con artículos divulgativos sobre temas históricos y culturales.

         Entre los contenidos de este último número queremos destacar, de manera especial, la acertada reflexión de Sergio Neila Lacueva quien, en un artículo titulado “Y Calcena ¿Por qué no?” aborda el problema de la despoblación en ese municipio y su incidencia en el conjunto urbano y el patrimonio monumental de esa localidad. Es indudable que Calcena es una localidad que, por su ubicación y características tiene un enorme potencial. La crisis provocada por el descenso experimentado en el número de sus habitantes incidió de manera notable en el estado de muchos de sus edificios, al igual que en otros muchos municipios.

         Pero, como señala Sergio Neila, muy cerca de allí hay otras localidades en las que el entusiasmo de sus vecinos ha puesto en marcha una serie de actuaciones que, en poco tiempo, están consiguiendo modificar sensiblemente el aspecto urbano. Cita, entre otros, el caso de Purujosa, al que también aludimos nosotros recientemente en una conferencia pronunciada en Añón.

         Si la incansable labor de la asociación de Amigos de Calcena ha sido capaz de hacer “visible” la realidad de esa localidad, a través de las sucesivas ediciones de la Calcenada, es indudable que, si se lo proponen, podrán también crear la conciencia necesaria para la revitalización de la trama urbana y de su hermoso entorno. 

 

         Antonio Tormes Royo dedica otro artículo a la “Historia de la familia Villela” que, procedente de Munguía, se estableció en Calcena en 1619, donde levantaron su nueva casa solar y contribuyeron, entre otras cosas, a la terminación de la capilla de Santa Constancia, encargando los grandes lienzos que hay en su muros laterales. Respecto a los mismos y a otras obras de Arte existentes en esa monumental iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Reyes, nos ha sorprendido sobremanera el párrafo que reproducimos, en el que se deslizan algunos errores, de los que nuestros lectores se percatarán inmediatamente.