El 28 de junio de 1741
el rey Felipe V dispuso que los 30 vecinos que, en aquellos momentos, residían
en Maleján, se incorporasen a Borja y se les repartiesen siempre las Reales Contribuciones
con los habitantes de la ciudad. A ello se opuso el conde de Fuenclara, señor
de Maleján.
Esta cuestión plantea
un tema interesante que, con frecuencia, no suele ser contemplado
objetivamente. Maleján fue hasta el siglo XIX un barrio de Borja, de población
morisca hasta su expulsión en 1610. Borja tenía la jurisdicción sobre dicho
barrio, al igual que sobre los restantes (Albeta y Rivas), pero tanto Maleján
como Albeta tenían señores temporales que percibían las rentas
correspondientes.
Tener la consideración
de ciudadanos, como si residieran en Borja, tenía para sus habitantes
indudables ventajas, superiores a las habituales en las poblaciones de señorío
laico. De ahí, que los nuevos pobladores llegados tras la expulsión de los
moriscos procuraran mantener el estatus tradicional. En el recurso presentado
por el conde de Fuenclara, al que estamos haciendo referencia, lo que se
debatía era una cuestión económica, por considerar que podía afectar a sus
derechos señoriales. Durante mucho tiempo los enfrentamientos entre el concejo
de Borja y los señores de Maleján fueron frecuentes, hasta que se alcanzó una
concordia entre ambas partes.
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