En los últimos tiempos estamos asistiendo a un incremento espectacular de la delincuencia en nuestras calles. Los medios de comunicación han puesto el foco en determinadas comarcas, en las que se problema ha cobrado especial gravedad, dando origen a fuertes protestas de sus habitantes.
Pero, no es menos grave en nuestra
ciudad, donde se suceden los robos en el interior de las viviendas y en los
vehículos, así como la ocupación de edificios abandonados. La preocupación es
grande y el miedo ha hecho acto de presencia pues, en algunos casos, estas
acciones se han llevado a cabo con los propietarios en su interior.
Para paliar ese problema, algunos
municipios han recurrido a la instalación de cámaras de videovigilancia en sus
calles. En estos momentos las tienen instaladas La Almunia de Doña Godina, Ejea
de los Caballeros, Gallur, Ricla y Tarazona, por citar sólo a los municipios
más próximos a nosotros, de los 39 que, en la provincia de Zaragoza, cuentan ya
con esos dispositivos.
Además, han solicitado autorización
para instalarlos Borja y Novillas, entre otros 31 municipios. La solicitud de Borja
se remonta ya a varios meses atrás, cuando fue presentada ante la Delegación de
Gobierno, y está a la espera de lo que decida la Comisión de Garantías de la
Videovigilancia en Aragón, aunque parece ser que las cámaras ya fueron adquiridas.
Nos ha sorprendido el caso de Mallén, pues aparece tanto entre las localidades
con cámaras como en la relación de las que las han solicitado, que estos días
han difundido los medios de comunicación.
No creemos que las cámaras sean la
solución definitiva, pero es indudable que pueden ejercer un efecto disuasorio,
que habrá que comprobar estadísticamente. Pero, como puso de manifiesto el
último pleno de la Diputación Provincial de Zaragoza, los medios de los que
dispone la Guardia Civil son escasos (al parecer hay 218 agentes menos de los
que tendría que haber en la provincia) y la actuación de ese Instituto Armado
resulta imprescindible para frenar la delincuencia que, por otra parte, se
beneficia de una legislación demasiado laxa, incluso con los reincidentes
habituales.
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