martes, 27 de febrero de 2024

Un farol para el Centenario

 

         El 6 de mayo de 1928, el Rosario de Cristal desfiló, por vez primera, por las calles de Borja. Faltan, por lo tanto, solamente cuatro años para que se celebre el centenario de la que, con el transcurso del tiempo, se ha convertido en una de las principales manifestaciones de amor, por parte de los borjanos, a su Patrona la Virgen del Rosario, en su advocación de Nuestra Señora de la Peana, una imagen de busto de gran valor artístico, venerada desde el siglo XVI en la colegiata de Santa María y sobre la que seguimos a la espera de conocer su autoría.



         El Rosario surgió por iniciativa del canónigo borjano Dr. D. Juan Federico Magdalena Lacambra, el cual pasaba la temporada estival en el Santuario de Misericordia. Allí, en el verano de 1927, expuso su idea a un grupo de sacerdotes que la acogieron con entusiasmo, especialmente por parte del entonces párroco D. Roque Pascual y, el 12 de octubre de ese mismo año, el capellán de la Virgen D. José María Pereda y D. Agustín María Sierra publicaron una nota en el periódico local Ecos del Moncayo, en la que invitaban a todo el vecindario a colaborar en el proyecto.

 


         La respuesta fue tan rápida y extraordinaria que, en muy poco tiempo, se pudieron construir los faroles, enteramente sufragados por las aportaciones de aquellos fieles que quisieron adquirir alguno de mano, en cuyo poder se conservaron hasta época reciente, y los de otras personas y entidades que asumieron el coste de los faroles de mayor tamaño.

         Parece increíble que, en tan pocos meses, los Talleres Quintana de Zaragoza, que también habían realizado el Rosario de Cristal de la capital aragonesa, pudieran dar remate a la obra, de manera que pudieran salir a la calle el primer domingo de mayo de 1928.

 


En aquellos momentos, la aportación del M. I. Ayuntamiento fue muy importante, dado que, en sesión celebrada el 18 de febrero de 1928, presidida por el Alcalde D. Dionisio Pérez Viana, se tomó el acuerdo de contribuir con un farol monumental, que representara a la ciudad, cuyo importe fue de 1.500 pesetas, una cantidad elevada para la época.

A la vista de todo ello y de lo que el Rosario de Crista representa para Borja, creemos necesario preparar, con la suficiente antelación su centenario. Una de las cosas que deberían ser asumidas es la creación de Museo del Rosario, como han hecho otras localidades que cuentan con este tipo de manifestaciones. Sobre esta cuestión volveremos otro día, dado que creemos conveniente fijar nuestra posición, ante las noticias de un posible proyecto.

Pero hoy, lo que queremos plantear es la posibilidad de incorporar al Rosario lo que podría ser el “Farol del Centenario”, parecido al “Farol de la Ciudad” en cuanto a tamaño. Hay tiempo para que este proyecto llegue a materializarse, con las aportaciones de todos los que quieran sumarse a esta iniciativa y del propio ayuntamiento. Pero, antes hay que elaborar, por un especialista en esa materia, un proyecto de la suficiente relevancia y conocer el presupuesto para su construcción. En Zaragoza aún queda una empresa dedicada a la fabricación de vidrieras artísticas.

Si en 1928, Borja fue capaz de llevar a cabo tan magno proyecto, en muy poco tiempo, ¿Por qué no asumir ahora la realización del mejor recuerdo de su centenario?



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