sábado, 19 de octubre de 2024

Cuando la luz eléctrica llegó a Borja

 

No hace muchos días, recordamos la figura de D. Justo Ruiz, el último farolero que existió en Borja y con él, aquella época la única iluminación de nuestras calles eran unos faroles de gas que, cada atardecer, se encargaba de encender. Hoy queremos referirnos al momento en el que fueron sustituidos por el alumbrado eléctrico.

 

         Ofrecíamos en ese artículo la imagen de uno de aquellos faroles que aún se conservaban (sin uso), cuando ya se habían colocado soportes con pantallas que cobijaban a una mortecina bombilla que proporcionaba una luz que nada tenía que ver con esa iluminación actual, excesiva para muchos, a la que estamos acostumbrados.

 


         Ofrecíamos en ese artículo la imagen de uno de aquellos faroles que aún se conservaban (sin uso), cuando ya se habían colocado soportes con pantallas que cobijaban a una mortecina bombilla que proporcionaba una luz que nada tenía que ver con esa iluminación actual, excesiva para muchos, a la que estamos acostumbrados.

 

         Fue el 31 de julio de 1894 cuando se inauguró en Borja el alumbrado eléctrico. La mejora fue debida a una iniciativa privada cuyo impulsor fue D. Valentín Giménez, del que no conocemos más datos. Las primeras farolas se instalaron en el Campo del Toro, utilizando “gallardas columnas de hierro”, y la iniciativa corrió a cargo del industrial D. Cipriano Salvatierra Rufo, un navarro que, más tarde, fue el creador de sociedades relacionadas con la producción eléctrica como Electro Industrial Navarra y Electro Industrial de Castilla la Nueva.

 

         Salvatierra fue quien, en octubre 1887, presentó una proposición en el ayuntamiento de Pamplona para instalar cinco focos en la plaza del Castillo de esa ciudad. Al fracasar esta iniciativa, decidió acometerla personalmente y, al mes siguiente, inició el tendido de una línea comercial que se alimentaba con la electricidad producida por una máquina de vapor. Muy pronto se instalaron en la capital navarra unas turbinas en el molino de Santa Engracia por lo que, probablemente, la primera planta quedó en desuso.

 

         El dato es interesante pues, cuando sólo siete años después, se inauguró el tendido eléctrico en nuestra ciudad, todavía no existían las centrales del Moncayo que, más tarde, produjeron la electricidad necesaria. Cabe preguntarse entonces, de donde procedía el suministro y, en este sentido, las crónicas de la época son explícitas al señalar que el párroco de Santa María, D. Protasio Gracia, procedió a “bendecir las máquinas” por lo que no cabe la menor duda de que la planta estaba instalada aquí y debió ser un generador impulsado por una máquina de vapor, como la primera de Pamplona.

 

         La inauguración constituyó todo un acontecimiento social, con toda la población en las calles, admirada por un resultado que, como resaltaron los cronistas, resultó ser óptimo, sin que se observara “ni una interrupción ni la oscilación más pequeña” en el transcurso de las cuatro horas que duró la experiencia.

         Era alcalde de la ciudad, en aquellos momentos, D. Gerardo López Larraya quien ofreció una recepción en el Salón de Reyes, donde se instalaron mesas para los invitados con “ramilletes, tortadas, multitud de pastas, finos licores y ricos quesos helados”. Entre las personalidades presentes en el acontecimiento se encontraban todas las autoridades locales, los Diputados Provinciales Sres. Ojeda y Castillo, así como los generales borjanos D. Romualdo Nogués y D. José Díaz-Ilarraza. El primero de ellos, era el ilustre escritor y cuñado de D. Braulio Foz, mientras que Díaz-Ilarraza fue uno de los personajes más destacados de los liberales borjanos, comprometido en todas las conspiraciones de la segunda mitad del siglo XIX y Alcalde de Borja tras la revolución de 1868.

 

         Mientras tanto, en la plaza del Campo del Toro el numeroso público congregado, tanto de Borja como de las localidades del entorno, se divirtió con la actuación de la primera Banda Municipal de Música que hubo en nuestra ciudad, fundada en 1893 y dirigida por D. José Gusi Soler, del que conservamos algunas partituras suyas en el archivo histórico que la Agrupación Musical Borjana depositó en nuestro Centro.


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