En ese excelente fondo de programas de fiestas que el Centro de Estudios Borjanos va reuniendo, con la ayuda de muchos alcaldes y la falta de colaboración de algunos, el primero que tenemos correspondiente a las Ferias y Fiestas de Borja es del año 1913.
Se trata de un
caso especial, dado que no fue editado por el Ayuntamiento, sino que fue un
obsequio de la Casa Orús de Zaragoza, por lo que aparecía publicidad de su
fábrica de chocolates. Lo que no hemos llegado a saber es la vinculación de D.
Joaquín Orús con nuestra ciudad y las razones para llevar a cabo esta
iniciativa que, probablemente, no tenía antecedentes.
Quizás por no
haber surgido de la propia ciudad, se deslizó un error, el de afirmar que las
Fiestas y Ferias, se celebraban en honor a Nuestra Señora de la Peana, dado que
las de nuestra Patrona tienen lugar en torno al primer domingo de mayo.
Así puede
comprobarse en el programa de festejos, en el que aparece, el día 23, “una
solemne función religiosa, dedicada a Nuestra Señora de la Peana, costeada por
el Sindicato de Riegos”. Se trata de la tradicional fiesta del Sindicato que
sigue celebrándose en la actualidad, durante la Feria.
El Ferial de
Ganados tenía un protagonismo especial, con premios a los mejores ejemplares
que concurrían. El desfile de la comparsa de Gigantes y Cabezudos, los fuegos
artificiales, las carreras de cintas y una “gran fiesta escolar” eran los principales
atractivos de las fiestas. Pero, el número fuerte, lo constituyó la presencia de
la Banda del Hospicio, la Banda Provincial, que hizo su entrada en Borja a las
nueve y media del día 22, ofreciendo ese día un concierto en el teatro, donde
volvió a actuar el 25. El 23 tocó la diana, a partir de las seis de la mañana y,
a las nueve de la noche del día 26, hubo una Gran Retreta que, con la quema de
la traca “de 300 metros”, culminaron las fiestas.
El programa que, como se habrán percatado, tenía forma de desplegable y estaba ilustrado con diversas imágenes (algo poco frecuente), incluía un artículo propagandístico sobre el Santuario de Misericordia. Lo firmaba D. Baltasar González, lo que es digno de ser destacado, dado que no se incluye en las bibliografías publicadas de él.
Al final se
insertaba una fotografía de D. Vicente Casanova Marzol, entonces obispo de Almería,
haciendo mención a su condición de “Hijo preclaro de esta ciudad”, del que, todavía,
se enorgullecían sus paisanos, a pesar de que aún no había sido creado
cardenal.
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